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Testimonios de venezolanos

  • Guillermo Arribas
    Docente del Departamento de Derecho

En los últimos años, Venezuela se ha transformado, para muchos ciudadanos de otros países, en una misteriosa caja. Algunos deciden acumular dentro de esta mensajes oficiales del gobierno venezolano, otros guardan anécdotas pintorescas de la prensa (como los pajaritos parlantes o las pintas de ‘Chavez salvador’) y también hay quienes simplemente la dejan en un rincón abandonada.

Hace poco más de dos meses, nuestro presidente Ollanta Humala declaró, ante el diario español El Mundo, que “lo que hoy vemos en Venezuela es una lucha encarnizada entre un Gobierno y una clase política donde se engloba la mayoría de empresarios venezolanos”. Mientras tanto, Nicolás Maduro sonreía desde el Palacio de Miraflores, en Caracas.

Cuando conversé sobre las declaraciones del presidente Humala con venezolanos que viven en Venezuela me di cuenta de que había un salto lógico de difícil salvación. Y es que no es posible una “lucha encarnizada” entre un gobierno y una clase política que no puede hacer política. No es posible ser oposición si es que los líderes de la sociedad civil están encarcelados. No es posible que haya empresarios si es que estos han sido expropiados.

¿Hasta dónde hemos llegado? Hace pocos días, el jueves 10 de septiembre, el Poder Judicial venezolano declaró a Leopoldo López, egresado de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard (EE.UU.), a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de cárcel por supuesta instigación a las masas o, mejor dicho, por no estar de acuerdo con Nicolás Maduro.

Venezuela no es Maduro y el Perú no es Humala. Esto es lo que aprendí al participar en la “XIII Edición para jóvenes líderes iberoamericanos”, que se realizó en julio en España y Bélgica, y fue organizada por la Fundación Carolina, el Banco Santander y la Fundación Rafael del Pino. El programa –que agrupó a 50 profesionales titulados de 21 países de Iberoamérica, todos exprimeros lugares de sus respectivas universidades– tenía como objetivo principal acercar a los becarios a la realidad iberoamericana desde España, tanto a nivel empresarial como político.

Se incluyeron visitas a ministros del Gobierno español (entre los que estuvo la ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría), altos funcionarios del Parlamento Europeo (como es el caso de Ramón Jáuregui, presidente de la delegación en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana) y directivos de destacadas empresas españolas (dentro de las cuales estaban el propio Banco Santander, Repsol y Telefónica).

Los becarios aprendimos, sin duda, mucho de las visitas, pero lo principal fue el testimonio vivo de cada país. Conocer experiencias reales de Cuba, Venezuela, Argentina, Brasil y otros países iberoamericanos, así como escuchar a un excelente profesional decir “Quiero ser parte de la política de mi país, pero no quiero ir a la cárcel”, cambia tu perspectiva. Cuando los gobiernos se alejan de su gente, caemos en una historia ya contada y llorada. Yo disipo el misterio de mi caja de Venezuela con los verdaderos venezolanos. Luego de tantos años, comienza a ser tiempo de que los gobiernos iberoamericanos comiencen a hacer lo mismo.

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