Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

Violencia cotidiana

¿Quién no ha visto cómo un desacuerdo cotidiano puede convertirse rápidamente en una escena de agresión interpersonal? A partir de la multiplicación de líneas de telefonía móvil y de la popularidad de las redes sociales, es más fácil compartir o presenciar algunos de estos episodios. ¿Qué motiva estas escenas y por qué nos interesan tanto?

  • Texto:
    Luciana Alva

Un anciano pide a sus vecinos, reunidos en el patio, que bajen el volumen de la música que están escuchando. Ellos, que no están de acuerdo con la petición, deciden golpearlo hasta que él consigue mantenerse alejado dentro de su casa. Semanas después, un peatón increpa a un taxista que se ha estacionado sobre el cruce peatonal. La discusión escala rápidamente y termina en una pelea cuerpo a cuerpo que debe ser contenida por dos agentes de la Policía. Un caso similar ocurre con un ciclista y un conductor. También en el Metropolitano, una discusión verbal termina en agresiones físicas cuando dos pasajeros pelean por el mismo asiento.

Todos estos episodios violentos ocurrieron en Lima y pudieron ser vistos por miles de personas, debido a que fueron captados en video por testigos y compartidos en las redes sociales. Producto de la cantidad de vistas que estos videos generaron, las historias fueron luego recogidas por los medios de comunicación tradicionales.

En un contexto aparentemente normal y con personas que no parecen, particularmente, violentas, ¿por qué suceden estos episodios? ¿Qué tan frecuentes son, y por qué nos interesa presenciarlos y grabarlos? Para la Mg. Adriana Fernández, docente del Departamento de Psicología y coordinadora del Área de Formación e Investigación Académica de la DARS, es importante tener en cuenta que, en el Perú, estas diferencias no son nuevas, sino que han sido, históricamente, motivo de disputa. En ese sentido, este tipo de violencia ha estado siempre presente en el país.

Podríamos pensar que las personas como las que protagonizaron los episodios violentos captados en video son especialmente violentos y que la mayoría de nosotros no reaccionaría de esa forma ante una discusión, pero todos tenemos un factor que podría devenir en actos violentos en determinadas situaciones. “La violencia es la manifestación de un motivo biológico: la agresividad, que es algo que está dentro de todos nosotros, y es fundamental para el proceso de subsistencia del ser humano y de las especies en general”, afirma Fernández.

En general, un contexto estresante, como el caos del tráfico en nuestra ciudad, sumado al hecho de que la violencia física sea vista como una solución correcta a ciertas situaciones y a la existencia de relaciones de dominación de ciertos grupos sociales sobre otros en nuestra sociedad, hacen que la violencia pueda surgir en cualquier momento. “Hay un cúmulo de energía que puede explotar, simplemente, por situaciones que desde fuera se pueden ver como nimias, pero que tienen que ver con el entendimiento de la violencia como algo naturalizado, como una forma de vinculación”, advierte Fernández.

Problema social

Coincide en este último punto la Mg. Doris Argumedo, docente del Departamento de Psicología, quien lamenta que las escenas de violencia mostradas en semanas anteriores en las redes sociales y los medios de comunicación sean vistas, muchas veces, como situaciones que solo podría protagonizar una persona psicológicamente inestable.

“Estamos naturalizando la violencia como un medio para ejercer la justicia y establecer el orden. Esto no puede ser visto como un tema individual, sería muy triste intentar comprender un fenómeno de naturaleza tan compleja y social solo individualizándolo y psicopatologizándolo”, indica.

Para Argumedo, los videos de los actos violentos ponen en evidencia un serio problema de nuestra sociedad: se está entendiendo a la violencia como el camino indicado para hacer respetar los derechos ciudadanos, ya que no se tiene confianza en nuestros representantes de la ley, y se están utilizando los videos compartidos, más que como denuncia de un fenómeno negativo, como fuente de entretenimiento.

En más de un caso, las agresiones captadas en video fueron cometidas, incluso, cuando agentes de la Policía Nacional del Perú estaban presentes. Tanto en el caso del
ciclista golpeado por el conductor como en el del taxista agredido por el peatón, las peleas iniciaron porque un individuo reclamó el respeto de sus derechos. La presencia de miembros de la Policía durante estos ataques no consiguió que las discusiones fueran resueltas sin recurrir a la violencia física y esto se debe, según Argumedo, a que no vemos a los policías como personas que pueden defender nuestros derechos y resolver nuestras discusiones.

“Creo que lo que hay detrás es algo así como una anomia social. Es decir, yo no tengo ninguna confianza en ninguna institución, ningún garante de ley, ningún respeto por quien ejerce la ley en mi comunidad y en este grupo social, y, por tanto, yo me atribuyo el derecho del ejercicio de esa ley y utilizo un medio que tiene que ver con el ejercicio de la violencia”, detalla.

Es por ello comprensible que los videos no sean considerados un mecanismo para denunciar estos actos de violencia, sino que se conviertan más en una herramienta de diversión, especialmente cuando el agresor inicial fue el ‘perdedor’ del encuentro. “No se están utilizando los medios sociales para denunciar, se están utilizando para juzgar. Es una ventana para que tengamos las mejores escenas de violencia de la ciudad y disfrutemos del asunto”, dice Argumedo.

Atacar el problema

Al tratarse de situaciones en las que podría verse involucrada cualquier persona, y al ser un problema que nos permite notar la debilidad de nuestro sistema de orden y justicia, el fenómeno de la violencia interpersonal debe ser atacado desde distintos frentes.

“Se trata de un asunto de interés público en el que, así como son múltiples sus expresiones y explicaciones posibles, deben ser múltiples los actores y las estrategias encaminadas a su erradicación”, afirma la Mg. Rosa María Cueto, docente del Departamento de Psicología.

Por parte de las instituciones, es vital que la Policía y las diferentes instancias de administración de la justicia recuperen la confianza de las personas que tienen bajo su tutela. Sin contar con este elemento, seguirán siendo los ciudadanos quienes procuren, día a día, el respeto de sus derechos y la resolución de los desacuerdos con los elementos que tengan a la mano.

“Desde la academia, el desafío es identificar y señalar las normas sociales y pautas culturales que están regulando el modo de relacionarnos con los demás, así como las aspiraciones y expectativas de las personas y grupos sociales sobre las formas de resolver nuestros asuntos cotidianos, principalmente cuando en este proceso estamos, permanentemente, en contacto unos con otros”, señala Cueto. Esto implicará no solamente desarrollar investigaciones sobre este problema, advierte, sino también tener la capacidad de generar conclusiones que puedan ser recogidas y puestas en práctica por las autoridades e instituciones encargadas de desarrollar propuestas de educación, formación ciudadana y política pública.

Finalmente, enfatiza Cueto, es importante incorporar este tema en la educación de personas de todas las edades para conseguir formar a ciudadanos respetuosos de los derechos de los demás y con capacidades para resolver sus problemas sin hacer uso de la violencia.

“La educación formal, comprometida con la formación de ciudadanos, contribuye a erradicar la violencia en tanto genera sujetos conocedores y críticos de su realidad, y que puedan también actuar en ella para transformarla”, explica. Esta formación no tiene por qué estar limitada al colegio, añade, el lugar de trabajo, la familia, los medios de comunicación, las universidades, entre más, pueden contribuir a crear mejores ciudadanos.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.