Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

Sobrevivientes a las bombas de Hiroshima y Nagasaki dan su testimonio

La PUCP recibió la visita de seis sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que vinieron para contar sus testimonios y para concientizar sobre los efectos de utilizar de armas nucleares. Este es el testimonio de dos de ellos.

  • Texto:
    Susana Navarro
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

El señor Jongkeun Lee ha vivido siempre en Hiroshima (Japón). Ahora, a sus 86 años, recuerda todo lo que padeció el 6 de agosto de 1945. Eran las 8:15 a.m., en ese entonces tenía 15 años y estaba camino a su trabajo. Se encontraba a 1.8 kilómetros del epicentro donde la bomba “Little Boy” cayó. Ese día tan solo en Hiroshima, 140 mil personas perdieron la vida.

“La bomba cayó por atrás, así que no vi la explosión directamente. Apareció una luz que invadió todo, que sobrepasaba la luz del sol de verano, era de color amarillo claro y se quedó por casi tres segundos, era más potente que la luz de las tormentas eléctricas, lo único que pude hacer fue tirarme al piso, me tape los ojos, los oídos y la boca para no respirar ningún tipo de gas”, recuerda el Sr. Lee que si bien logró sobrevivir, sufrió quemaduras graves en su cuello y piernas, las cuales después se infestaron de gusanos.

“Cuando me levanté todo estaba oscuro, de a poco fui caminando y cada vez se hacía más de día, hasta que vi a mi alrededor y no había nada, fui a un refugio pero las quemaduras me dolían mucho, lo único que quería era volver a casa”, cuenta el Sr. Lee que gracias a que su familia vivía a 16 kilómetros del epicentro es que no sufrieron ningún efecto de la bomba, sin embargo, una de sus hermanas menores que trabajaba en una fábrica de armas en Hiroshima, desapareció ese día y nunca encontraron sus restos.

“En el camino vi que toda la ciudad estaba incendiada y solo podía tratar de esquivar los lugares que se prendían fuego. Recuerdo que vi un caballo muerto, con los ojos grandes y desorbitados, los cadáveres estaban todos negros y hechos cenizas, trataba de no verlos pero era imposible, eran demasiados”, relata.

Otro testimonio

Este es el séptimo año que los hibakushas hacen su viaje por todo el mundo en el “Peace Boat” (Barco de la paz), y ya han venido al Perú en dos oportunidades, pero esta es la primera vez que realizaron una charla para contar sus historias a un público joven que solo sabe las historias de las bombas atómicas o de la guerra por lo que leyeron en internet o en los libros.

Alrededor de 210 mil personas civiles perecieron por las bombas de Hiroshima y Nagasaki. La señora Motoko Nakamura tan solo tenía 11 meses de nacida cuando explotó la bomba, “una persona que estaba cerca me puso una sabana encima y si bien no tuve ninguna herida, mi hermana mayor tuvo quemaduras en la cabeza, brazos y piernas; mi mamá también tuvo heridas pero estaba más preocupada por mi otra hermana que había desaparecido, ella la buscó todo el día pero nunca la encontramos”, cuenta la sobreviviente de 69 años.

Ella salió ilesa, pero fue necesario que los gobiernos de Estados Unidos y Japón hagan varias pruebas y revisiones médicas a los sobrevivientes, ella misma pasó por diversos exámenes durante toda su etapa escolar.

Esperanza

Si bien en el 2015 se conmemora 70 años de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y los hijos de los sobrevivientes siguen sufriendo las consecuencias de las bombas, “quiero seguir suplicando por la abolición de las armas nucleares, no quiero que nadie sufra lo que mi familia sufrió”, menciona la Sra. Nakamura quien atribuye el desorden de las glándulas tiroides de su hija y el cáncer de sus sobrinos a esta radiación.

Por su lado, el Sr. Lee cree que es su deber trasmitir lo terrible que puede ser una bomba atómica. “Todavía sufro todos los días por lo que viví, contar mi testimonio es mi manera de honrar a las personas que fallecieron, pude sobrevivir pero muchos no lo hicieron”.

Ambos siguen viviendo en Hiroshima y aman su ciudad, pero están conscientes de la importancia de promover un mundo libre de armas nucleares. Por eso, viajan por todo el mundo contando lo que vivieron y tienen la esperanza de que el mundo no permita que algo así vuelva a pasar.

Visita PUCP

El Instituto de Democracia y Derechos Humanos (IDEHPUCP) y la Dirección Académica de Responsabilidad Social, y el Proyecto Hibakusha de Peace Boat organizaron en nuestro campus, el conversatorio “Testimonios de sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki por un mundo libre de armas nucleares”. “Como instituto estamos en contra de toda forma de violencia, por otro lado, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 fue una respuesta a las atrocidades que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial, dentro de las cuales están los estallidos de las dos bombas atómicas”, explica José Alejandro Godoy, de IDEHPUCP.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.