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Noticia

INFORME: ¿Cuánto hemos avanzado para erradicar el racismo en el Perú?

El pasado 21 de marzo fue el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. ¿Podemos celebrar una fecha así en el Perú? Los escenarios de discriminación abundan y, hasta ahora, se ha avanzado poco para eliminar un problema tan arraigado y urgente.

  • Texto:
    Paloma Verano

Ya sea en la playa, en las redes sociales, en la televisión o en un partido de fútbol, en las últimas semanas se ha dado una serie de situaciones en el Perú que prendieron los reflectores y activaron las alertas contra el racismo. Espacios que, supuestamente,están destinados a intercambios culturales y actividades de esparcimiento, se han utilizado para reafirmar diferencias raciales y sociales. El 93% de limeños afirma que el racismo existe, sin embargo, los peruanos presentan sus peores caras y se hace poco para lograr una verdadera erradicación. La discriminación está en todas partes.

El pasado 21 de marzo se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. En este contexto, profesores de nuestra Universidad analizan el fenómeno del racismo en algunos de los casos más emblemáticos donde se han suscitado estas prácticas.

Caso: Edita Guerrero

«La música no siempre une a la gente»
Por: Dr. Juan Carlos Callirgos, docente del Departamento de Ciencias Sociales
Corazón Serrano fue la agrupación musical más buscada en YouTube por los peruanos en el 2013; sin embargo, esta agrupación fue también la que generó que, en un plano virtual como Twitter, las expresiones más racistas. Lo que pasa con las redes sociales es que permiten un cierto anonimato. Hay personas que pueden tener perfiles falsos o creados solo para emitir insultos. Las relaciones se despersonalizan en redes y, por lo tanto, pueden salir contenidos que uno no diría abiertamente siendo reconocido. El Perú se encuentra en un momento paradójico: hay mucho racismo pero, al mismo tiempo, existe una condena muy grande para quienes discriminan por temas de raza. No es que la gente se declare abiertamente racista, lo que sucede es que las redes funcionan como un canal de expresión de cosas que ya pasaban desde antes.

A pesar de que dos personas pueden compartir un monto de ingresos y cierto nivel económico, existen muchos elementos que la gente toma para diferenciarse y sentirse por encima del otro, como, por ejemplo, cierto tipo de música o de consumo. Para muchos, decir “Yo no escucho Corazón Serrano” es ser superior frente a alguien que sí lo hace. Esto es complejo ya que, por un lado, se podría decir que expresiones culturales, como la música, unen a la gente, pero, al mismo tiempo, sucede todo lo contrario.

En un país donde existen tanta discriminación y diferencias de jerarquía de clase, a la gente no le gusta ser identificada como más pobre o más indígena. En Puno, hay un dicho que se dice bastante: “Cholo cholea a cholo”. A pesar de que uno pueda ser hijo o nieto de migrantes de la sierra, y más allá del color de piel, burlarse de alguien que escucha un grupo como Corazón Serrano es una manera de decir “Yo no soy tan serrano como tú” o “Yo estoy por encima de ti”. Y eso es una tragedia en nuestro país.

Caso: La Paisana Jacinta

«Hiere porque habla de una larga historia de discriminación»
Por: Dr. Alex Huerta Mercado, docente del Departamento de Ciencias Sociales

En el Perú, hay un discurso democrático que señala que ser racista está mal, pero eso no quiere decir que las cosas desaparezcan, sino que existe una vigilancia frente a esto. Así, tenemos reacciones de indignación como las que ha generado La Paisana Jacinta, que permiten ver que la sociedad ya no está dispuesta a soportar el racismo.

La Paisana Jacinta es un personaje lúdico, carnavalesco, sin embargo, tiene una connotación que sí hiere porque habla de una larga historia de discriminación. Se la puede criticar, pero es consumida; muchas veces, la gente no se cuestiona tanto y, simplemente, quiere pasar un buen rato. Freud decía que el humor es una suerte de facilitador de contenidos que están reprimidos en la sociedad. En el caso peruano, los contenidos más reprimidos suelen ser los chistes relacionados con el sexo o la agresividad contra el otro. Da risa aquello que se reprime y eso se materializa, por ejemplo, en los comentarios ‘graciosos’ en Twitter que surgieron tras la muerte de Edita Guerrero, vocalista de Corazón Serrano, o en el rating que genera un programa como este.

Es cierto que La Paisana responde a una serie de valores que occidente teme, por eso, esta élite ha creado categorías ficticias culturales, como el olor y la suciedad. En general, la idea de que el otro grupo huele mal y es sucio es racista, pues se crean elementos para tipificar lo que es peligroso e inferior y La Paisana los exagera. El racismo seguirá reproduciéndose a menos que se promueva una educación más centrada en conocernos como peruanos y menos impositiva al simplemente señalar que no se debe ser racista; en esto, La Paisana no tiene la culpa, pues solo es un personaje y nos habla de nuestro racismo escondido en el humor. Más que observar a La Paisana, deberíamos observarnos a nosotros; y lo que se debería cuestionar, más que el programa, es lo que genera.

En la versión impresa, encontrarás además las opiniones de:

  • Dra. Rocío Trinidad, docente del Departamento de Ciencias Sociales sobre las separaciones en las playas Naplo y Ancón;
  • Dr. Aldo Panfichi, jefe del Departamento de Ciencias Sociales sobre Tinga, el jugador del Cruzeiro;
  • Sharún Gonzales, alumna de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación y activista de AFROPUCP;
  • Pamela Torres, alumna de la Facultad de Derecho;
  • y una entrevista al Dr. Wilfredo Ardito, docente del Departamento de Derecho.

PuntoEdu Año 10, número 302 (2014) by PUCP

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