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Noticia

Informe PuntoEdu sobre la crisis cambiaria en Argentina

Una nueva crisis sacude a Argentina, donde los salarios ya no alcanzan para pagar servicios básicos por el alza del dólar y la inflación. El gobierno del presidente Macri intentará afrontar las vacas flacas con un préstamo de US$ 50 billones del FMI. Expertos PUCP analizan la situación de la tercera economía más grande de Latinoamérica.

  • Texto:
    Fiorella Palmieri
  • Fotografía:
    Tatiana Gamarra

A fines del 2018, el porcentaje de pobres en Argentina será mayor al 30%. En las multitudinarias marchas que se producen en todo el país, los manifestantes expresan su desesperación por las medidas adoptadas por el gobierno de Cambiemos, la coalición oficialista que representa al presidente Mauricio Macri, en cuyo mandato se produce la peor crisis desde el año 2001.

“En nuestro barrio la gente está muy mal. Tenemos paciencia, mucha paciencia, pero ¿cuánto tiempo más va a pasar para que la angustia se vuelva bronca? Hay hambre y desesperación, los comedores (populares) desbordan”, dijo una manifestante en Buenos Aires.

La semana pasada, los maestros argentinos marcharon frente al Congreso en el marco de un paro nacional que parece prolongarse. La Confederación General del Trabajo (CGT) ha anunciado una huelga general para el 25 de septiembre en rechazo a las medidas adoptadas por el gobierno. “La situación no da para más, tenemos que movilizarnos y reclamar. La educación está en una situación crítica”, señaló el docente Walter Pérez, en un reporte de la agencia France Press.

A inicios de septiembre, el presidente Macri anunció medidas polémicas, calificadas de neoliberales, que intentan frenar la recesión del país. La principal es la aprobación de un préstamo de US$ 50 billones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha generado dos entornos polarizados: el apoyo internacional al gobierno y el descontento de amplios sectores de la población.

“Estas tensiones ocurren por las condiciones con las que se otorga el préstamo, que son muy claras desde el punto de vista de una empresa: reducir personal, gasto social, aumentar impuestos. Pero cuando hablamos de un país es más difícil implementar políticas que en el papel parecen claras. Los estados no son tan flexibles como las empresas para la aplicación de estas medidas. Desde un punto de vista social es muy difícil despedir a las personas que dependen de su trabajo en el Estado. Además, esto genera impactos económicos: las familias se quedan sin ingresos, se quedan fuera del mercado y no se reactiva la economía”, dijo el Mg. Víctor Saco, director de la Maestría en Derecho Internacional Económico de la PUCP.

Para el Dr. Javier Alcalde, docente del Departamento de Ciencias Sociales, los temores sobre la participación del FMI son fundados. “Hay una larga leyenda negra con el rol del FMI, que toma más en cuenta a los acreedores, que el interés en resucitar una economía. A veces enfocarse en el pago de la deuda significa que no se podrá destinar lo suficiente para activar al país. Lo positivo es que esta situación hará que la gente se quite ideas simplistas de que la economía liberal puede salvar un país. Argentina es uno de los países más complicados para gobernar”, expresó Alcalde.

Medidas desesperadas

A inicios de septiembre, el presidente argentino anunció medidas de austeridad para lograr estabilizar la inflación y generar la confianza de los capitales, que retiraban sus dólares del país para trasladarlos a mercados más confiables. Así, en su mensaje a la nación el presidente Macri anunció la reactivación de un impuesto a los exportadores, quienes serían los menos afectados por la crisis. Además, se reducirá el gasto público y los subsidios, y como muestra de ello, el número de ministerios disminuyó de 19 a tan solo 10.

Para el Mg. Oscar Vidarte, docente del Departamento de Ciencias Sociales, estas serían “medidas desesperadas”, que parecen diseñadas para obtener el respaldo del FMI. “Es una locura pretender que un solo ministerio se encargue de cuatro o cinco sectores, cada uno muy importante. Para las masas desconectadas del ámbito político, eliminar o fusionar ministerios puede sonar popular. Creo que se inserta un anhelo liberal de reducir el Estado al máximo”, añadió el analista internacional.

“En Argentina hay una historia muy larga de presencia estatal. Probablemente con los Kirchner hubo un manejo irregular e irresponsable que afectó la economía, pero esto no significa que se tenga que eliminar el gasto público. La presencia del Estado es fundamental para activar la economía. Más bien, retirar el Estado, los subsidios y subir impuestos no es una salida para la crisis, y puede ahondarla”, sostuvo Vidarte.

Del mismo modo, para Javier Alcalde la reducción de ministerios sería “un gesto demagógico para impresionar a los inversionistas internacionales de que existe la voluntad de cortar el déficit. El impacto va a ser fuerte para las clases vulnerables”, dijo el internacionalista.

Fuga de capitales

En su mensaje en la Casa Rosada, el mandatario Macri atribuyó las causas de la crisis a una combinación entre las malas políticas e irregularidades de los gobiernos de los Kirchner y a la gran turbulencia externa que representa el enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos, países que han empezado a aplicarse mutuamente aranceles sobre cientos de productos.

Luego de casi tres años de gestión, ¿qué tan ciertas son estas explicaciones? “Creo que Macri tiene razón parcialmente, porque el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no fue responsable ni claro con las cifras. Y también es cierto que ha tenido mala suerte con el contexto internacional proteccionista con el gobierno de Trump en Estados Unidos, que sube sus tasas de interés, lo cual complica las inversiones en el extranjero. Por otro lado, la campaña de Macri generó una sensación de cambio con esperanza, que era posible salir de la crisis en un año. Él se promocionó como el gran transformador de Argentina, el renovador de la política tras varios años de kirchnerismo. Después de tres años su discurso se ha desmoronado, y cuenta con una aprobación política de menos de 25%, así como un equipo de gobierno débil que incluso piensa en la elección del próximo año”, dijo el internacionalista Vidarte, pero no le quita responsabilidad a la gestión de los Kirchner.

“Aunque su gran mérito fue sacar a Argentina de la crisis del 2001, terminaron como gobiernos muy rentistas, dependientes de los ingresos del comercio exterior, especialmente del sector agropecuario. Tuvieron una época de bonanza entre el 2006 y 2012, invirtieron mucho dinero, crearon subsidios, se hicieron gastos irresponsables con corrupción”, añadió Vidarte.

Para los analistas, la economía argentina siempre ha sido sumamente vulnerable ante un contexto internacional volátil. “Es un país que recibe muchos capitales especulativos, y que vive pendiente de las tasas de interés internacionales. Cuando la tasa de interés en Estados Unidos sube con un riesgo menor, los inversionistas trasladan su dinero hacia allá. Estas crisis han ocurrido en el mundo desde 1995. La crisis mexicana se produjo debido a este factor: capitales que ingresan masivamente y, de pronto, cuando algo les huele mal, se van bruscamente. Estas situaciones escapan a la calidad de la gestión de Macri”, explicó el Dr. Alcalde.

“A Argentina no solo le afectan las políticas neoliberales, es un gobierno muy difícil con una economía abierta que depende del dólar. Además, cuenta con dos sectores con intereses opuestos: la clase dirigente, orientada hacia afuera y que ante cualquier problema retira su dinero del país; y un sector sindicalista, que no tiene una orientación ideológica pero que protege los intereses de sus agremiados”, agregó el también asesor académico de la Academia Diplomática del Perú.

Crisis cambiaria

Una de las razones que ocasionan esta recesión es el arrastre de una crisis cambiaria –conocida como cepo– que estableció una equivalencia entre el peso y el dólar. “Lo más grave ha sido el manejo de los capitales y del control cambiario. Esta ficción de tratar de atar el tipo de cambio para mantener una economía de manera forzada es algo que no se puede mantener por mucho tiempo, y que finalmente ha desencadenado esta crisis. Esto ha producido la devaluación del peso, y el dinero de los argentinos casi no tiene valor”, expresó el Mg. Víctor Saco.

Este escenario crítico parece ser cíclico. “Argentina tuvo una crisis en 2001, recibió una receta del FMI, se recuperó, intentó liquidar toda su deuda externa, y ahora vuelve a estar en crisis. Es un ejemplo interesante: parece que los argentinos sobreviven y sobrevivirán a estos episodios. Creo que deben plantearse fórmulas para salir de este círculo vicioso de ‘me golpean, me levanto’. Se deben formular reformas profundas a largo plazo. Por lo menos desde hace 30 años enfrentan situaciones similares, un indicador de que hay que resolver temas estructurales del gobierno”, añadió el Mg. Saco.

En un momento de incertidumbre, en el que se discute el presupuesto nacional, y a dos meses de ser los anfitriones de la reunión del G20, es complejo pronosticar qué rumbos tomará Argentina. “La discusión es saber si los US$ 50 billones del FMI ayudarán o no a frenar la crisis. Dependerá de si las medidas que se tomen van a ser los suficientemente fuertes para evitar una recaída”, concluyó Saco.

“La comparación con 2001 es evidente: la población piensa en qué momento se implementa ‘el corralito’, o se congelan sus cuentas bancarias. Ya se discute si Macri acabará su gobierno. Generalmente renuncian los presidentes que no son peronistas, como Alfonsín o De la Rúa. De aquí a noviembre, ¿qué puede pasar? Recordamos la Cumbre de las Américas, que se organizó con Kuczynski y fue presidida por Vizcarra. Si la situación en Argentina se complica con marchas y protestas, dudo mucho que puedan ser sede de este evento, lo que generaría desconfianza internacional, algo nefasto para el país”, expresó Vidarte.

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