Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

Cuatro de cada diez mujeres en el Perú han sido agredidas por sus parejas

Según el Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual (PNCVFS) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMDES), durante el 2011 se han registrado 93 feminicidios y 66 tentativas. Vale decir, 159 mujeres perdieron la vida (o estuvieron a punto de hacerlo) en manos del hombre con quien compartían el lecho y a quien amaban.

  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Jorge Ruiz

***

En estado de ebriedad, Jimmy Flores agredió salvajemente a su pareja de 21 años: La tumbó al piso, le jaló los cabellos, le propinó patadas y puñetes en todo el cuerpo y con una botella rota cortó su rostro. No era la primera vez que la golpeaba: en cuatro meses de relación, recibió tres ataques similares. La joven llegó a poner una demanda contra Flores, quien pidió que la retirara porque iba a perjudicarlo en su trabajo. Ella accedió.

“Creo que la forma más precisa de definir el feminicidio es como el asesinato de una mujer por género. Este hecho –que se ubica en el nivel más intenso de violencia- se enmarca en una dinámica relacional donde el hombre ejerce poder y control sobre la mujer, quien es discriminada y humillada al ser considerada un ser inferior”, afirma Doris Argumedo, docente del Departamento de Psicología de la PUCP. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), 4 de cada 10 mujeres en el Perú han sido agredidas por sus parejas. De acuerdo al Resumen de Feminicidio del PNCVFS 2011, proceden en su mayoría de Lima, Arequipa, Ancash y Junín, tienen entre 26 y 35 años y son madres de 1 a 3 hijos.

Pero si hay algo que llama la atención al revisar las estadísticas vinculadas al tema es que el 80% de víctimas de feminicidio fueron víctimas de actos de violencia previos. ¿Por qué siguen junto al agresor? “El cambio de comportamiento es un proceso complejo no lineal, tenemos idas y venidas de aprendizajes y ensayos. ¿Cuántas veces uno intenta de dejar de fumar o de bajar de peso sin éxito? Para mí, el objetivo final no es que termine con la pareja. Hay una serie de cambios trascendentes, nucleares y estructurales que la mujer debe lograr en relación consigo misma y en su dinámica relacional con el otro y frente al mundo, antes de poder asumir romper con todo aquello que era el núcleo de su vida”, argumenta la psicóloga.

A nivel nacional, existen 150 Centros de Emergencia Mujer (CEM), servicio público gratuito del MIMDES que brinda orientación legal, defensa judicial y consejería psicológica a las víctimas de violencia familiar. Según Argumedo, la mujer que acude a un CEM busca ayuda para mejorar su relación y modificar el comportamiento violento de su pareja, y no tiene pensado denunciarlo o separarse de él. Por ello, considera que los CEM deberían dejar ejercer el derecho libre a la denuncia y no imponerla como requisito para brindar la ayuda solicitada: “Las mujeres víctimas tienen que romper con una serie de esquemas que son claves para la construcción de su identidad; han soñado con ser madres y ser esposas y ahora les dicen que tienen que dejar de serlo y que tienen que hacerse cargo de sus hijos de manera independiente, autónoma y en soledad. ¿Quién la ayuda durante este proceso?”.

***

La bailarina Lady Guillén calló durante un año las agresiones sistemáticas de Ronny García (inclusive, en más de una ocasión salió a desmentirlas ante las cámaras de TV). Pero una noche, tras un feroz ataque, venció la vergüenza y rompió su silencio. Años atrás las ex parejas de García, Fanny Alache y Silvia Castro, también lo denunciaron por agresión. A las tres les rompió la nariz, les desfiguró el rostro y las mordió. Con total cinismo, Ronny negó todos los cargos en su contra y argumentó que por despecho, sus ex armaron un complot en su contra para arruinarle la vida.

¿Cuál es el perfil del atacante? De acuerdo a la misma fuente, el 50% han sido parejas de la víctima (enamorado, esposo, conviviente) y el 20% ex parejas. Los móviles del crimen suelen ser los celos (38%), el final de la relación (12%), la negativa a ser pareja (10%) o una supuesta infidelidad de la víctima (8%). Las modalidades de violencia feminicida favoritos son la asfixia, el acuchillamiento, los golpes y los disparos.

Pero, ¿qué los lleva a actuar de una manera tan violenta? “Es muy natural que en nuestro contexto, los hombres resuelvan los conflictos ejerciendo la agresión. ¿Quién les ofrece como herramienta de resolución de conflictos la palabra? Además, es tal la cosificación de la mujer en las dinámicas del ejercicio de poder, que existe la idea que ella es de su propiedad: o le pertenece a él o no le pertenece a nadie”, sentencia la psicóloga.

Para ella, un gran problema es que estos casos no se analizan de manera conjunta: “Me parece una discriminación dejar a los agresores de lado, creo que todo programa nacional de violencia debería brindar apoyo tanto a los agresores como a las víctimas. Existe un único programa para hombres que quieren dejar la violencia que es totalmente voluntario, que sobrevive con la buena voluntad de la gente y no tiene financiamiento”.

***

Alicia Quispe sigue viva de milagro. Las dos balas que le disparó Gerardo Galarza, padre de sus tres hijos y su conviviente durante 25 años, se alojaron en el tejido adiposo de sus hombros, sin dañar órganos vitales. Y todo porque una noche Alicia no le pasó la frazada que él había solicitado. Cegado por la furia, Gerardo le apuntó al cuello y la espalda y al ver que no había conseguido matarla, le golpeó con la cacha del arma hasta cansarse para luego huir. Gracias a la ayuda de sus vecinos, Alicia pudo recibir atención médica oportuna. Después de cinco denuncias y cero detenciones, ahora solo quiere que la justicia por fin se encargue de él.

El Código Penal tipifica al feminicidio como un delito de género y está penado con 15 años de cárcel o 25 si es que se presentan agravantes. Si bien es cierto que las políticas públicas vinculadas a la violencia contra la mujer han ido mejorando con el transcurso de los años, aún existe una distancia entre el discurso y la acción: “De lo que se trata es de la construcción de un discurso que ponga sobre todo el respeto al otro, en independencia de raza, edad, género, etnia. Estamos muy lejos como nación y como comunidad de lograr esto. La violencia está tan institucionalizada y naturalizada que atraviesa a todo nuestro sistema”, dice Argumedo.

Por otro lado, sigue entendiéndose este problema como un tema que pertenece a la esfera íntima, un “problema de pareja” en el que nadie debe meterse. “El feminicidio no es un problema de la mujer ni del hogar ni de las parejas, sino de salud pública que impide el desarrollo integral de las personas, de las familias, de las comunidades y del país. No hay que entenderlo como privado, todos somos responsables”.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.