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Ezequiel Acuña da cinco recomendaciones para realizadores audiovisuales

Para toda película se necesita un actor y un director. Ezequiel Acuña, cineasta y docente del Centro de Investigación Cinematográfica en Argentina, explica que ambos deben conocer el lenguaje académico del otro para trabajar bajo un mismo lineamiento. El docente vino a la PUCP gracias a la especialidad de Comunicación Audiovisual de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación para dictar dos talleres de dirección de actores frente a cámaras.

  • Texto:
    Solange Avila
  • Fotografía:
    Fernando Criollo

Cuando trabajamos en un proyecto cinematográfico o audiovisual, generalmente implica la interacción entre artistas escénicos y profesionales audiovisuales. Pese a que estos están destinados a trabajar en conjunto, ambos tienen lenguajes distintos y, durante su formación profesional, tienen pocas oportunidades de comprenderse totalmente. Ezequiel Acuña, director de cine y videos musicales, comparte sus experiencias con estudiantes tanto de artes escénicas como de comunicación audiovisual.

1. Entender al otro

La tendencia en todo el mundo es que, los estudiantes de teatro o actuación asimilan muchas materias ligadas a lo vocal, a la rítmica y ciertos textos clásicos. Entonces, cuando participan en el medio audiovisual, vienen con un registro mayor de lo que se necesita frente a la cámara. Poco a poco deben aprender que con mucho menos se pueden lograr más cosas. Lo mismo ocurre con el cine, realmente hay pocas materias de actuación en la carrera de cine. El director debe estar dispuesto a comprender y ayudar a “bajar” a ese actor que viene con tanta cantidad de información.

2. La comunicación es fundamental

Cuánto más se conozcan el actor y el director, más posibilidad de entenderse mejor y más claro será lo que quieren contar. Cuánto más humanas sean las relaciones del equipo, habrá más oportunidades de aportar ideas y de participar en el rodaje con tranquilidad y confianza. Acuña ha trabajado con sus actores en más de una película. Ello le permitió entender mejor qué pasa con el actor, cómo integrar ambas disciplinas, cómo llegar mejor a él y qué elementos más se pueden sumar en  una narración.

3. La vivencia personal del actor cuenta

Cuando un actor no tiene algunas características de su personaje, tendrá que prepararse, lo que le resultará difícil. No es una mala opción, incluso es una experiencia interesante de aprendizaje interesante para los actores.

En cambio, aquellos actores que pasan por experiencias similares a las de su personaje tienen más posibilidades de hacer una interpretación más genuina. “La vida de alguien”, la última película de Acuña sobre una banda de rock, es un claro ejemplo. El personaje principal era músico y fue de gran ayuda que el actor Santiago Pedrero también sea. “Cuando a un actor maneja más elementos que lo aproximan a su personaje, se siente más a gusto y puedes exigirle más”, considera el cineasta.

4. Dirección en videoclips

Por otro lado está el universo de los videoclips, cuya realización además implica la dirección a los intérpretes musicales. “El músico y el actor tienen un ego algo estrafalario, pero el músico no depende tanto del videoclip como el actor de una película. El músico puede vivir sin el medio audiovisual, además, los videoclips musicales siguen teniendo importancia pero no la que tenían en la década de los 90”, opina Acuña. En ese tiempo, MTV y otros medios utilizaban este recurso como la imagen de la banda.

Acuña también se enfrenta al problema frecuente de no disponer de mucho presupuesto para la realización de videoclips. “Un presupuesto bajo nos obliga a ser más creativos y sacar provecho a los recursos disponibles”, sostiene el cineasta y agrega, “la realización de videoclips no es un proceso complicado, son videos que se hacen en poco tiempo. Por tanto, se puede lograr un producto interesante con algo simple o sencillo”.

5. La voluntad de un músico

Es inevitable que el estilo del director quede marcado, pero es importante que la banda elija el tema que quiere transmitir. Eso también implica un reto, porque es un poco complicado interpretar lo que quieren. “Algunas bandas tienen ideas muy divagantes de lo que quieren a nivel audiovisual. Los músicos suelen ser muy métricos, siguen mucho la rítmica de la canción. A veces piden cambios en alguna toma, por ejemplo, porque no va al tiempo a algún instrumento”, explica Acuña.

El cineasta considera que a veces es necesario el playback para llenar algunos «vacíos» en el video. Estos vacíos pueden tener muchas razones. Por ejemplo, cuando no hay mucho tiempo para filmar o porque algunos músicos no quieren participar. «Las representaciones de la banda tocando son muy útiles porque si el video es abstracto, ayuda a la mantener un equilibrio y a establecer una conexión entre los conceptos, las imágenes y la estética con la que quiere ser vinculada la banda», concluye.

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