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Noticia

El terror en el cine: ¿Por qué da miedo, pero nos gusta?

Cada semana se estrena una película de terror y aumentan las secuelas de las grandes películas de suspenso. En todo el mundo, millones de personas pagan una entrada de cine para ver películas que saben que les dará miedo. El psicólogo Jorge Yamamoto, nos explica cuál es la ciencia detrás de las películas de terror.

  • Texto:
    Susana Navarro

Este tipo de películas explotan características que nos interesan. Yamamoto, docente del Departamento de Psicología, explica que nos llaman la atención porque una parte de nuestro cerebro ha evolucionado para ser un gran receptor de alertas, por eso “estas películas se basan en amenazas relativamente creíbles y graves a nuestra supervivencia”, explica. Por otro lado, el especialista explica que el ser humano tiene un interés algo morboso, por ejemplo, cuando hay un accidente y uno tiene interés por ver qué ha sucedido, esto tendría que ver con que, a un nivel más primitivo, el ser humano necesita tener información de manera directa o indirecta, que pueda ser útil para que en una situación similar, eventualmente te pueda ayudar a prevenir.

Otro aspecto, más fisiológico, está en que estas películas generan una activación de los sistemas del stress como el simpático adrenomedular, el cual hace que se acelere el ritmo cardiaco y estés en estado de alerta para enfrentar el peligro. “Esto se debe a que los seres humanos tenemos un área del cerebro que son las neuronas espejo y cuando vemos, especialmente el sufrimiento del otro, se activan y es como si nosotros lo estuviéramos viviendo”, explica el especialista y agrega que lo más interesante es que después de ‘sobrevivir’ ese gran riesgo, el sistema nervioso va a generar neurotransmisores de alivio y de placer por los opiáceos, lo cual produce un efecto positivo en la persona.

El sonido y efectos especiales, cada vez han ido en aumento y definitivamente algo tiene que ser muy visual para inspirar temor y por supuesto la música va a ayudar mucho. “Los sonidos están asociados a la supervivencia. Si escuchamos un grito, se activa nuestro sistema simpático adrenomedular, se van aumentando los vectores de miedo al cerebro, una película bien hecha puede dar miedo sin tener ningún sonido, pero con un sonido escalofriante se vuelve más terrorífico”, explica el psicólogo.

Monstruos, fantasmas y zombis

En primer lugar, para que algo genere susto, se debe explotar los terrores ancestrales de la humanidad y los guionistas lo saben. Por eso, el profesor Yamamoto explica que hay muchos filmes que explotan el miedo a la extinción masiva, ahí encontramos monstruos como Godzilla, las películas de zombis, etc. Otros temas recurrentes son los fantasmas y las posesiones demoniacas; y es que la especie humana tiene un enorme respeto y temor hacia los muertos. “Las diferentes culturas tienen la creencia de que los muertos siguen viviendo pero de otra forma o que pueden resucitar, por eso hay ritos para que estén tranquilos y no molesten, los guionistas explotan ese temor y los convierten en diversos seres o fantasmas”, explica el psicólogo. Asimismo, los híbridos entre bestia y humano están altamente presentes en la iconografía de culturas ancestrales, por eso encontramos las historias de hombres lobos, vampiros, etc. “Estos temores son parte de nuestra historia evolucionista, mientras algo tenga más años instalado en nuestro cerebro, más va a generar miedo”.

Entre los diversos personajes, el profesor Yamamoto explica que se pueden ver que dos temas que se explotan más, como los asesinos en serie o las personas con trastornos de personalidad antisocial, que son los que matan sin ningún remordimiento. “La investigación encuentra que muchas de estas personas, si bien hay una predisposición genética, también han sufrido episodios de violencia sexual, psicológica o física en la infancia, entonces se retoma eso y hacen más creíble la historia” y ahí encontramos al personaje de Jason, en Viernes 13.

Por otro lado, tenemos historias con fantasmas niños o niños que terminan siendo poseídos, como en El exorcista, El aro, etc., donde se explota el hecho que los niños deben inspirar ternura y mostrarse indefensos. “Por un lado en las historias estos personajes piden ayuda y desatan tu interés de protegerlos, pero luego se vuelven peligrosos y se convierte en una disonancia cognitiva que puede generar una emoción intensa porque genera un conflicto también intenso”, menciona el psicólogo.

El profesor Yamamoto explica que las motivaciones para, pese al miedo, sigamos viendo la película pueden ser dos. La primera hará que quieras averiguar qué sucede. Esto hace que el personaje principal de la historia siempre tenga que ver lo que hay detrás de la puerta. La segunda motivación, es saber dónde está el origen del miedo. Al combinar estos dos, se generará temor. “Por ejemplo en Alien, el Octavo Pasajero, al principio hay suspenso, pero una vez aparece el monstruo, no termina el suspenso, ahora se traslada a la acción de la persecución, saber dónde está”.

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