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Noticia

El desafío de la gestión del agua

Con la amenaza del Cambio Climático, el suministro de agua a las generaciones futuras no está garantizado. La crisis mundial del agua ha sido analizada en un reciente informe del Fondo Monetario Internacional. ¿Tenemos en nuestro país una adecuada gestión del agua que nos permita afrontar los desafíos que se vienen?

  • Texto:
    Akira Maeshiro
  • Fotografía:
    Víctor Idrogo

Precios por debajo del costo de producción, subsidios desiguales que benefician a poblaciones de más altos ingresos económicos, países que empiezan a afrontar un estrés hídrico preocupante. El reciente informe “¿Está el vaso medio lleno o medio vacío?”, del Fondo Monetario Internacional, es contundente: “Los desafíos del agua pueden tener grandes consecuencias económicas, sociales y medioambientales adversas”, señala. Elevar los precios del agua para garantizar el suministro en el futuro y reformular las políticas económicas, sobre todo en sectores que más utiliza los recursos hídricos, es, para dicha entidad, una necesidad vital.

En el Perú, el problema del agua es también de una urgencia real. El Dr. Eduardo Ísmodes, docente del Departamento de Ingeniería y expresidente del Directorio (2011-2014) del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal), señala que el actual sistema de gestión del agua y desagüe no es el adecuado. El especialista comenta que un 30% de la población del país, que se concentra en zonas rurales, tiene un mal sistema de agua y de saneamiento. “Por ejemplo, en ciudadela Pachacutec (Ventanilla), los pobladores pagan de S/. 60 a S/. 80 al mes por agua de cisterna, pero no por 20 metros cúbicos, como el promedio, sino por 6 metros cúbicos”, comenta. Además, los riesgos a la salud de agua no procesada están latentes.

Para Ísmodes, el problema del agua que afecta la calidad de vida de peruanos no es visible para un gran sector de la sociedad. “El año pasado, se asignó a las empresas municipales de gestión del agua un aumento de 10% y hubo muchas protestas, sobre todo en Cuzco, Puno y Trujillo”, comenta. Para él, existe un uso político sobre el tema y, además, desconocimiento, pues las autoridades no se percatan cuánto representa el aumento. “Hay que entender que el agua acá es barata y que si uno quiere un buen servicio, hay que pagar más. Eso también debería servir para ayudar a quienes no tienen acceso al sistema”, señala.

Bien público

Por su parte, el Dr. Gerardo Damonte, docente del Departamento de Ciencias Sociales y director de la Maestría en Gestión de los Recursos Hídricos de la PUCP, indica que la administración del agua en el país es deficiente porque “si bien el agua es un bien público, reconocido por las leyes peruanas, no se ha reforzado su carácter como tal”.

En ese sentido, Damonte es enfático en señalar que el agua no puede percibirse como una mercancía. “No puedes ver el agua como una forma de lucro, sino como un servicio. Su gestión no debe estar orientada a una acumulación de capital, sino a un servicio más democrático”, comenta.

El docente también está de acuerdo con un aumento en la tarifa del agua en sectores donde la capacidad de pagar más es evidente. “La idea del costo mayor del agua debe servir para mejorar el servicio para quienes no tienen acceso, siguiendo un esquema de solidaridad. Hay una inversión que tiene que tratar de ser recuperada por los que operan el agua y que tienen que servir para mejorar la infraestructura”, comenta.

Lima en el desierto

Se sabe que Lima es la ciudad ubicada en un desierto más poblada en el mundo, después de El Cairo. Pero el Dr. Eduardo Ísmodes aclara que una diferencia esencial nos distingue: “La ciudad egipcia tiene el río Nilo, que tiene un caudal de 2 mil metros cúbicos de agua por segundo y nosotros, el Rímac que, en el mejor de los momentos, cuenta 20 metros cúbicos por segundo”. Si bien siempre se menciona al Perú como una gran reserva acuífera, para el docente, esa información se torna relativa cuando el 98% del agua está en la selva y las zonas más pobladas están en la costa.

Según explica, en este contexto, el hecho de que la gran mayoría de limeños tenga acceso a agua de calidad ha sido un gran
desafío para Sedapal. “El agua ha pasado por una serie de procesos complicados y necesarios para que nos llegue como agua potable. La población, en general, no se da cuenta de que hay que hacer un gran trabajo, desde las redes y la distribución, para controlar que llegue así. Hay todo un circuito técnico, económico y social que cuesta, y no nos hemos dado cuenta de eso”, comenta.

El expresidente de Directorio de Sedapal señala que un 29% del agua que produce la empresa no se factura. “Calculamos que cerca de la mitad de ese porcentaje se da por robo en todos los sectores, el cual puede representar 200 a 300 millones de soles anuales de pérdida”, dice. Por otro lado, señala también que, mientras que en Lima se estima que el consumo por persona supera los 200 litros diarios, en Alemania es de 140, mientras que en Israel es de 120 litros. El derroche es claro.

Etiquetas:
agua

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