Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

NEOCAMPUS: ¿Qué tanta ciencia hay en el cine?

La ciencia ficción es un género cinematográfico que estimula nuestra imaginación y nos plantea situaciones increíbles que desafían las leyes naturales y rompen paradigmas sobre el tiempo, el espacio y la condición humana. ¿Pero hasta qué punto estas películas tienen sustento en la realidad? Al respecto, conversamos con el Dr. Gustavo Kato, quien junto con Melvin Ledgard, Ph.D. darán la charla «El cine y la realidad científica», este lunes al mediodía como parte de las actividades de Neocampus 2014.

  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Alex Chumán
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

Por lo general, los directores de una cinta de ciencia ficción cuentan como parte de su equipo técnico con asesores que le otorgan un soporte científico a lo dicho y mostrado en la película. Pongamos dos ejemplos. Para 2001: Odisea del espacio, Stanley Kubrick logró que Frederick Ordway, su consultor científico, reuniera a las compañías científicas más notables de la época para que trabajaran gratis en la película a cambio de que aparecieran sus créditos. Y para el modelado de las naves, tuvo el respaldo de ingenieros de la NASA. Por su parte, para la película Interestelar, Christopher Nolan contó con la colaboración de Kip Thorne, destacado físico teórico estadounidense especialista en campos de física gravitacional y astrofísica.

Matrix, por ejemplo, muestra un futuro tan avanzado donde son las máquinas quienes nos gobiernan. Fui a verla al cine sin saber de qué se trataba y cuando terminó la función me preguntaba si podía caminar por las paredes. Ese tipo de películas, que impactan mi cerebro, son las que me gustan”, recuerda el Dr. Gustavo Kato, docente de la Sección Electricidad y Electrónica del Departamento de Ingeniería.

De otro lado, el Dr. Kato comenta que también es común encontrarse con películas que tienen incongruencias lógicas que –desde su punto de vista- le hacen perder calidad a la cinta. “Por ejemplo, en Star Trek están aproximadamente en el año 2300 y ya se puede viajar a la velocidad de la luz. Cuando hay un choque o un enfrentamiento con otra nave, la gente sale volando de la cabina de control. ¡Explícame por qué en el futuro, en una nave espacial, no van a usar cinturón de seguridad!”, comenta.

Analicemos dos películas.

1. Terminator 2: El juicio final (1991)

Sinopsis: Tras sobrevivir el ataque del primer exterminador, un segundo cyborg (modelo T-1000) llega del futuro dispuesto a eliminar a Sarah Connor, protagonista de la primera entrega que se encuentra internada en un hospital psiquiátrico, y a su hijo John Connor, destinado a ser el salvador de la humanidad. Un viejo androide T-800 será su única protección.

El dato: En la película, se dice que el modelo T-1000 está compuesto por una «polialeación mimética» de metal líquido con nanochips que le permiten autorregenerarse y adoptar diversas formas.

La realidad: “Existe una aleación de níquel con titanio llamada nitinol, que se creó en 1959 con propósitos militares. Entre sus características principales, destaca que es un metal con memoria; es decir, que a cierta temperatura recupera su forma original. Es un metal superflexible y se estira un montón, por lo que se usa como músculo mecánico”.

2. Avatar (2009)

Sinopsis: Es el año 2154 y el ex marine Jake Sully, paralítico y con alma de guerrero, ha sido elegido para ir a Pandora, planeta que posee un extraño mineral que podría sacar a la Tierra de la crisis energética que enfrenta. Su misión consistirá en infiltrarse en la población indígena de los Na’vi, quienes se oponen rotundamente a la extracción del mineral y a su recolocación. Pero tras ganarse la confianza de los Na’vi y conocer su realidad de cerca, tendrá que tomar partido entre uno de los dos bandos.

El dato: Debido a la alta toxicidad de su atmósfera, Jake debe unir su conciencia con la de un avatar, robot creado con ADN humano y Na´vi que puede soportar este ambiente nocivo.

La realidad: “Según algunos estudios científicos, en el 2050 seremos capaces de controlar robots con nuestro pensamiento, que trabajen por nosotros mientras estemos en casa. El gran paso pendiente es la conexión eléctrica de un microchip con las señales eléctricas de una neurona. El día en que eso ocurra, habrá una revolución”.

Como hemos visto, los límites de la realidad y la fantasía son muy delgados. Para Kato, solo es cuestión de tiempo para que aquello que creíamos imposible sea posible: “Hay mil cosas que se están desarrollando hoy que nosotros ni estamos enterados. Cosas que ya están ahí nomás, a la vuelta de la esquina. Solo hay que esperar. O evolucionas o desapareces”.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.