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Noticia

Informe PuntoEdu: Estrés hídrico

Ica vive un boom agroexportador pero, a la vez, es una de las regiones más golpeadas por la sobreexplotación del agua. Paralelamente, los pobladores exigen obtener las mismas posibilidades de acceso a este recurso hídrico que tienen las mineras y grandes industrias para lograr así una distribución equitativa.

  • Texto:
    Carlos Franco

En Ica no todo es pisco, dunas o paseo en tubulares. En esta región desértica, protagonista de un importante boom agroexportador, el uso desmedido del agua y su explotación se han convertido en temas que, desde hace algunos años, vienen provocando zozobra en autoridades locales y regionales. ¿Qué está ocurriendo con este recurso vital que aparenta ser eterno e ilimitado?

“Ica, desde el 2010, está declarada zona de emergencia hídrica. En los últimos años, ha habido una perforación indiscriminada de pozos y sobreexplotación, lo que ha hecho que el nivel del acuífero descienda en forma sumamente rápida”, explica la Mg. Teresa Oré, docente del Departamento de Ciencias Sociales y de la Maestría en Gestión Pública de los Recursos Hídricos de nuestra Universidad. “Este es un acuífero que comprende Ica y Villacurí. Es uno de los más importantes a nivel nacional. Que esté en situación de emergencia es bastante crítico”, añade.

Oré viajó a Ica junto a un equipo de investigadores mexicanos y peruanos el pasado miércoles 30 de abril. Ahí se enfrascaron en una jornada de trabajo que duró cuatro días, en la que pudieron oír las voces de autoridades locales, agroexportadores y de las juntas de usuarios de aguas superficiales y subterráneas que pugnan por un mayor control del recurso vital. El objetivo fue conocer de cerca el problema que les aqueja y compararlo con la experiencia de México, país que también padece los problemas derivados de la sobreexplotación del recurso.

Ica es, como se sabe, un valle desértico, un singular oasis ubicado en el corazón de las planicies de la costa sur peruana que destaca por su producción agrícola en espárragos, uva de mesa, mandarina, tangelo, alcachofa, cebolla, palta, páprika, entre otros. Para cultivar estos productos, se requiere de mucha agua, en especial para el caso del espárrago, uno de los productos bandera del país que es exportado, principalmente, a Inglaterra, Estados Unidos y Holanda. Justamente, el agua subterránea necesaria es extraída de innumerables pozos profundos, de hasta trescientos o cuatrocientos metros bajo tierra, que, con el pasar de los años y sin mayor fiscalización por parte de las autoridades, han socavado el acuífero del valle de Ica y pampas de Villacurí y Lanchas, y provocado disputas entre iqueños que reclaman un buen manejo de este recurso.

Algunos gozan del privilegio del agua las veinticuatro horas, otros no: hay pobladores que necesitan del recurso para el día a día, y los agroexportadores, para sus fundos. Un estrés hídrico que, sin duda, se vive en carne en propia y que ha saltado en varias ocasiones a las calles con marchas y protestas. ¿Qué están haciendo las autoridades al respecto?

En setiembre del 2010, ya el prestigioso diario británico The Guardian había advertido sobre el problema del agua en Ica. “Un estudio realizado por la organización Progressio revela que la producción industrial de espárragos en el valle de Ica, Perú, está agotando los recursos hídricos de manera tan rápida que los pequeños agricultores y familias locales están encontrando que sus pozos están secándose. El agua para la ciudad también está bajo amenaza. El estudio advierte  que, actualmente, la exportación de estos vegetales de lujo (la mayoría se exporta a los supermercados británicos) es insostenible”, dice la nota.

En México sucede algo similar, aunque el panorama parece menos alentador. Algunos de los investigadores mexicanos se sorprendieron cuando se enteraron de que varios de los pozos para extraer agua en Ica tienen apenas entre trescientos y cuatrocientos metros, mientras que en San Luis de Potosí, un estado ubicado en la región centro-norte de México, estos alcanzan una profundidad de mil doscientos. Esto significa que, para obtener más agua subterránea, se ha tenido que cavar más al fondo, algo que podría poner en peligro el acuífero de ese país. “El tema de los acuíferos es muy poco conocido y no ha sido muy investigado. Hay poca información. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) tiene buena información, pero no siempre se tiene acceso a esta. Algunos se preguntan ¿cuándo se acabará el agua? Pues la verdad es que no se sabe”, afirma la profesora Oré.

“A la par de la explotación del agua subterránea, también ha habido una reconcentración de tierras. Los pequeños agricultores han vendido parte de sus tierras a las grandes agroexportadoras para que puedan cultivar. En tonces, cuando haces un pozo, el que tiene más capacidad de poder o más dinero para explotar una mayor cantidad de metros hacia abajo es el que va a tener el recurso agua. Es como una competencia. Hay una tesis, incluso, que se llama ‘Carrera hacia al fondo’, que señala que, al final, lo que se ha generado es una dinámica de exclusión hacia los pequeños productores”, explica la Mg. Ruth Preciado, coordinadora de Desarrollo de la Línea de Investigación en Aguas Subterráneas de la Maestría en Gestión Pública de los Recursos Hídricos de la PUCP. “Si eres un pequeño agricultor, ¿cómo compites con un gran agricultor con el acceso al agua? Es muy difícil. El manejo del agua está relacionado con el poder. Los grandes exportadores tienen más capacidad de decisión, más influencias en las instituciones. De alguna manera, hay una exclusión que se da al no tener ese poder”, agrega la especialista.

En esta línea habría que plantearse, como sostiene la profesora Oré, soluciones ya no del tipo técnicas, sino sociales. Ella dice: “Hay que generar un diálogo en toda la cuenca, es decir, buscar un diálogo entre los distintos tipos de actores y que el Estado ejerza mayor control. También es importante que se vayan cambiando, poco a poco, de cultivos. Por ejemplo, dejar el espárrago y pasar a la uva, a la palta u otro tipo de cultivo en el que puedas usar agua superficial. Hay una serie de posibilidades que se pueden ir avizorando, pero todo lo que se tiene que hacer es buscar el diálogo. No siempre es fácil, pues la mayoría quiere beneficiarse, a pesar del otro”.

Lee el informe completo en la edición 309 de PuntoEdu.

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