Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

Radio Observatorio de Jicamarca: Entre el reconocimiento y la indiferencia

A media hora de viaje en automóvil hacia el este de Lima, protegido entre cadenas de montañas rocosas, opera el radar más grande del mundo: el Radio Observatorio de Jicamarca (ROJ) es uno de los más importantes centros de investigación espacial de la ionósfera, actualmente su correcto funcionamiento corre peligro.

  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

Construido entre 1960 y 1961 por iniciativa del Laboratorio Central de Radio Propagación del National Bureau of Standards (NBS) de los Estados Unidos, el Radio Observatorio de Jicamarca (ROJ) fue creado para profundizar el estudio de la alta atmósfera, en particular de la ionósfera ecuatorial. En 1969, su administración fue transferida al Instituto Geofísico del Perú (IGP) y desde entonces opera con fondos del gobierno peruano y contribuciones de diversas entidades, principalmente de la National Science Foundation (EE.UU.) a través de un convenio de cooperación con la Universidad de Cornell.

“Yo entré a trabajar en el instituto en 1959 y siempre he estado muy feliz de trabajar en mi país en mi especialidad con un instrumento único en el mundo. No podía pedir más”, recuerda el Dr. Ronald Woodman, presidente ejecutivo del IGP y de la Academia Nacional de Ciencias de Perú. Durante 20 años, fue director del ROJ y sus contribuciones y liderazgo en los estudios de radar de la ionósfera y la atmósfera neutra fueron reconocidos en 1999 con el prestigioso Premio Appleton (único científico de habla hispana que ha recibido este galardón).

Entre los principales aportes del Dr. Woodman se encuentran la técnica MST, que permite medir vientos entre los 200 y 80 mil metros de altitud, y la teoría de la F dispersa, irregularidad propia de la ionósfera ecuatorial. Hace unas semanas, visitó nuestro campus para presentar su experiencia en el ROJ en la charla «La física de fluctuaciones en un plasma y su aplicación a las técnicas de medicación remota de la ionósfera por medio de radares«, como parte del ciclo de Coloquios de Física de la PUCP.

El lugar ideal

Jicamarca fue elegido para llevar a cabo este proyecto debido a su estratégica ubicación geográfica: a unos cuantos kilómetros del ecuador magnético, este terreno eriazo se encontraba lo suficientemente apartado de Lima para evitar el ruido radioeléctrico de la actividad urbana e industrial y a la vez, lo suficientemente próximo para contar con apoyo logístico para su funcionamiento. Además, los cerros aledaños aíslan las señales de radio provenientes de ángulos bajos.

Visto a la distancia, el radar parece una gran rejilla cuadrada perdida en medio de la nada. Pero una observación más minuciosa nos permitiría distinguir a las 18 432 antenas de polos simétricos (dipolos), distribuidas en 64 módulos alineados horizontalmente a lo largo de 90 000 m2 (equivalente al área de ocho canchas de fútbol). Cuenta también con cuatro transmisores de 1.5 MW de potencia, que permite obtener registros hasta 8000 kilómetros de altura.

Un radar particular

Un radar convencional emplea un sistema de ondas electromagnéticas para medir distancias, altitudes, direcciones y velocidades de objetos estáticos o móviles. Por ejemplo, los radares empleados en la aviación irradian un pulso de energía radioeléctrica que se refleja en la aeronave y reciben parte de esa energía como señal de respuesta.

Bajo el mismo principio, el radar del ROJ lanza al espacio un pulso de radio de gran intensidad, perpendicular al campo magnético de la Tierra. La mayor parte de las ondas emitidas atraviesa la atmósfera y no vuelve. Pero una fracción pequeña de ese pulso (“eco”) rebota en la ionósfora y retorna a la Tierra.

“Con el radar podemos medir cada cinco o diez minutos cuál es el estado de los electrones en la ionósfera: su temperatura, composición química, dirección, velocidad, densidad, así como los campos eléctricos presentes en la zona ecuatorial. Es una técnica potente que compite y supera a técnicas satelitales que hacen lo mismo”, precisa Woodman.

52 años de producción científica

A lo largo de estas cinco décadas, el ROJ se ha convertido en el principal centro de producción de conocimiento y de desarrollo tecnológico del país. Fue aquí donde se hicieron las primeras mediciones de la consistencia del suelo lunar antes del alunizaje del Apolo XI en 1969. En este laboratorio se han generado 700 estudios (papers) publicados en revistas internacionales y 54 tesis mundiales de doctorado (14 de ellas elaboradas por científicos peruanos).

El ROJ es el único radar construido en la zona ecuatorial magnética, región que presenta fenómenos espaciales propios de su latitud. “El 90% de los conocimientos que la humanidad tiene de la ionósfera ecuatorial han salido de Jicamarca”, aclara el físico. Estas investigaciones han contribuido a un mejor conocimiento del espacio cercano a la Tierra y han permitido refinar tecnologías de comunicación satelital y sistemas de posicionamiento global (GPS), así como refinar las técnicas de procesamiento de señal informática y electrónica.

Expropiación y litigios

Uno de los principales motivos del adecuado funcionamiento del ROJ ha sido su ubicación en medio de un terreno desértico. No obstante, el crecimiento demográfico de la ciudad de Lima estaba poniendo en peligro el futuro de este centro de investigación. Con la finalidad de preservar las condiciones geográficas que tuvo desde el inicio, en 1996 el ROJ inició el proceso de expropiación de los terrenos circundantes.

El 18 de julio del 2002, el Congreso de la República aprobó la Ley N° 27816, que declara de necesidad pública la expropiación de 1900 hectáreas circundantes al ROJ, a fin de levantar un área de protección que asegure su adecuado funcionamiento. Sin embargo, han pasado más de diez años y aún no se ha podido hacer efectiva esta norma. Según indica Woodman, esta desidia se debería a maniobras judiciales dilatorias de Petramás, empresa procesadora de residuos sólidos que desde 1994 mantiene en una zona aledaña al ROJ el Relleno Sanitario Huaycoloro, cuya extensión ha ido creciendo y ahora alcanza los terrenos a expropiar.

El 15 de mayo del presente año, el Congreso aprobó una nueva norma que facilita la adquisición, expropiación y posesión de bienes inmuebles para la ejecución de obras de infraestructura (Ley N° 30025). En ella, aparece un listado de 69 proyectos de inversión de interés nacional (carreteras, aeropuertos, terminales portuarios, etc.). Durante su redacción, el ROJ formaba parte de la lista pero inexplicablemente, al momento de su aprobación, desapareció sin mayores explicaciones.

“Es frustrante. Sabíamos que había un lobby para que esto sucediera. Han convencido a los congresistas -no sé cómo aunque sí me lo puedo imaginar- de que voten a favor de que lo saquen, en beneficio de la empresa privada que se siente perjudicada. El proyecto fue presentado por la Comisión de Vivienda y Construcción, hemos intentado sacar una cita con su presidente (Manuel Merino de Lama) antes y después de que se discutiera la ley, pero no ha querido hablar con nosotros”, señala el Dr. Woodman.

Mantener en funcionamiento el ROJ cuesta US$800 mil dólares anuales (el 90% de los costos de operación están cubiertos con fondos extranjeros, el 10% restante proviene del Estado). Si no se toman cartas en el asunto, en defensa de la ciencia sobre intereses privados, el país perderá este importante centro de conocimiento. Que no se pierda la señal.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.
NORMA AGUILAR JARA

Es muy importante que el Congreso y el Ejecutivo, dejen los loobys y trabajen por la ciencia y tecnología que es el desarrollo del país. Haremos una férrea lucha por apoyar el esfuerzo del Dr. Ronald Woodman desde las universidades.