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"Es esencial tener contacto humano con el paciente y conocer su enfermedad"

El Dr. Sacks estuvo en la PUCP invitado por el Departamento de Psicología para dictar un seminario sobre los síndromes de Asperger y Tourette. Asimismo, fue distinguido como Doctor Honoris Causa por nuestra Universidad.

  • Oliver Sacks
    Neurólogo y escritor
  • Texto:
    Diego Avendaño

¿Qué tan comunes son los problemas neurológicos?

Por lo menos el 2% de la poblaciónmundial ha sufrido alguna apoplejía, tiene Parkinson, Alzheimer, o todo junto. La incidencia de problemas neurológicos aumenta en los extremos del ciclo vital, sea sobre el final o en los primeros días, pues hay varios desórdenes neurológicos congénitos que pueden no ser compatibles con la vida. Si caminas por las calles de Lima verás a algunas personas en silla de ruedas, con parálisis cerebral, con temblor de manos, y también verás a algunas con el síndrome de Tourette, pero probablemente pasarás sin notarlo. Algunos casos pueden no ser visibles.

¿Los problemas neurológicos puedenser considerados enfermedades?

Algunos pueden deberse a lesiones cerebrales, que no son enfermedades, sino daños. Otros pueden ser consecuencia de envenenamiento. Por ejemplo, los mineros que trabajan con manganeso, en Chile, presentan una forma de Parkinson, y probablemente algunos podrían considerarla una forma de enfermedad. Yo preferiría usar una palabra como desorden, que tiene que ver con funciones; la definición de «enfermedad» es compleja.

¿Es posible encontrar una cura?

En los Estados Unidos hay investigación científica importantísima que está siendo obstaculizada por asuntos políticos, por lo que muchos de los centros de investigación más importantes se han mudado a Europa y otras regiones. Me rompe el corazón ver a algunos de mis pacientes con Parkinson cuyas oportunidades terapéuticas están siendo disminuidas por nuestro loco presidente George W. Bush, a quien parece interesarle más los fetos que los seres humanos.

¿Cuán cerca estamos de descubrir la manera en que el cerebro humano funciona?

Ha habido enormes avances en los últimos 30 años, pero queda un largo camino por recorrer. No conocemos la base neurológica de la conciencia, de la inteligencia, de la imaginación, aunque ahora podemos definir distintas áreas del cerebro que pueden estar asociadas al lenguaje, a la música o a la imaginación. El mapeo del funcionamiento del cerebro humano ha avanzado muchísimo en los últimos 20 años; puedes examinar a personas mientras están, simultáneamente, hablando, pensando o rindiendodeterminadas pruebas. Pero en cuantoa los detalles más finos, no sabemosrealmente lo que sucede. Hay tal vez 50billones de células nerviosas en el cere-bro, y cada una tiene, tal vez, mil o diezmil conexiones. No tenemos manera deentender o de investigar su complejidad.El cerebro humano es el objeto máscomplejo del universo que conozcamos;lo único que podría ser más complejoque el cerebro humano sería el cerebrode seres más complejos que el hombre,si es que existen

En los casos que presenta en sus libros, usted otorga especial atención a las opiniones de sus pacientes. ¿No hay algún momento en el cual el médico deba decir “yo sé qué es lo mejor para ti”?

Es una pregunta complicada. Creo que siempre se debe escuchar al paciente, pero hasta cierto punto. Hay situaciones en que ellos se ponen en manos del doctor porque se sienten indefensos, asustados. El paciente confía en su médico, pero creo que debe haber un balance entre esta suerte de “ponerse en sus manos” y ser una especie de colaborador. Puede haber tratamientos muy distintos de acuerdo a cada caso, pero hay muchas decisiones que deben ser tomadas por el paciente.

La mayoría de doctores habla de enfermedades y no de pacientes o personas…

Siempre se debe pensar en ambos términos porque la enfermedad será experimentada por el paciente, lo afectará de distintas maneras, alterará su vida y el paciente se adaptará a ello. Creo que es esencial tener contacto humano con el paciente y, simultáneamente, conocer su enfermedad y los cambios que se dan en el cerebro. La neurobiología, la biología y la parte biográfica deben estar siempre conectadas. Se debe tener una historia de la persona y también una idea de lo que sucede con su sistema nervioso.

Uno de sus libros se llama El hombre que confundio a su mujer con un sombrero. Han dicho, irónicamente, que usted es el hombre que confundió a sus pacientes con una carrera literaria.

Lo sé, pero debo decir que a los pacientes nunca los veo como material para escribir. Y aunque he escrito sobre 50 o 100 pacientes, he visto probablemente a diez mil a lo largo de los años. Yo trabajo como médico, pero si encuentro un tema que parece ser de especial interés, creo que es valioso comunicarlo, y si el paciente está de acuerdo, entonces puedo escribir sobre eso. Usualmente escribo, no siempre publico. También he escrito sobre otras cosas.

¿Cuál fue su motivación principal para empezar a escribir?

Para mí, el acto de escribir empieza como una actividad privada, por lo general lo hago en un cuaderno de notas. Eso me ayuda a aclarar mis propios pensamientos. Escribir es, en el inicio, una suerte de hablar conmigo mismo. Luego, viene el deseo de querer comunicar. Soy aficionado a escribir cartas, recibo miles cada año y probablemente escribo por lo menos varios cientos de cartas. Hasta cierto punto, un libro para mí es una carta para el lector, o lectores imaginarios. Quiero contar historias, quiero generar curiosidad, imaginación, simpatía, quiero decir “mira esto, entiende a estas personas, deberían preocuparte”. Así que, en cierta medida, soy una especie de profesor.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

Creo que como un explorador de la condición humana, desde un aspecto determinado, y también como un descriptor y comunicador de eso. Soy una suerte de médico-explora-dor-escritor-profesor.

Lee el especial sobre Oliver Sacks en PuntoEdu 48.
Foto: Santiago Bustamante

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