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Noticia

Marko Luna: “Hacer deporte me cambió la vida”

“La PUCP es mi segunda casa”, dice con una sonrisa Marko Luna, paradeportista que llevó hoy la Antorcha de los Juegos Parapanamericanos 2019. Hace diecinueve años trabaja en nuestra Universidad y, actualmente, estudia una maestría en nuestra Escuela de Posgrado. Conoce el camino que siguió para destacar en el parabádminton y su lucha por impulsar el parafrontón.

  • Texto:
    Yuriko Aquino
  • Fotografía:
    Héctor Jara

Siete años atrás, un amigo invitó a Marko Luna a un partido de frontón. Desde entonces, su vida dio un pequeño giro: casi todos los fines de semana le reserva un espacio en su agenda y, anualmente, se inscribe en los dos torneos de competencia nacional que se desarrollan en nuestro país. “Juego por amor al deporte. No lo hago para ganar porque, obviamente, hay una diferencia. Lamentablemente, no hay una división para personas con discapacidad”, indica.

Marko nació con una condición a nivel muscular. Producto de ello, durante mucho tiempo, tuvo que hacer rehabilitación para no perder la movilidad en sus extremidades. Aunque en un inicio prefería no hablar mucho del tema, hoy lo aborda con orgullo. Eso sí, hay algo que siempre deja bien en claro: “Una persona con discapacidad es como cualquier otra, puede estudiar y ser profesional”, asegura, cansado de que la sociedad “los trate con pinzas”.

Él es un claro ejemplo. Trabaja como prosecretario académico de la Facultad de Gestión y Alta Dirección, estudia la Maestría en Política y Gestión Universitaria en nuestra Escuela de Posgrado, y es un parabadmintonista calificado.

A pesar de su pasión por el frontón, no existen torneos en Lima en que pueda practicarlo a nivel competitivo en igualdad de condiciones. En marzo del año pasado, un profesor de nuestra Universidad le dijo que él jugaba bádminton y lo invitó al entrenamiento. “Bueno, lo intentaré”, pensó poco convencido, y asistió a la clase en la Videna más por curiosidad que por interés. El entrenador se dio cuenta rápidamente de su potencial para el deporte y lo invitó a formar parte del equipo. En menos de un mes, ya era parte de la Selección Nacional.

“Obviamente me gusta competir, me gusta ganar. Me dije ‘voy a practicar’ y en buena hora, porque acá juego de igual a igual”, señala. Desde entonces, Marko ha representado a nuestro país en torneos nacionales e internacionales en la categoría SL3, y ha acumulado más de diez medallas. Su mejor participación fue en el I Campeonato Sudamericano de Parabádminton, evento en el que ganó dos medallas en la modalidad duplas (plata y bronce).

El camino no ha sido sencillo. Cuando empezó a entrenar con la selección de parabádminton iba a la Videna dos veces por semana, de 8 a 10 p.m. Gradualmente, el ritmo fue subiendo, hasta ir de lunes a viernes. Sumemos a eso al trabajo regular y los cursos de la maestría para empezar a imaginar el rigor y disciplina necesarios para ser un deportista destacado. “Hacer deporte me cambió la vida, desde los horarios hasta la alimentación”, resalta.

Una de sus metas era competir en los Juegos Parapanamericanos, pero el seleccionado peruano en su categoría es nada menos que el puesto 7 a nivel mundial. “Quiero ir a lo próximos panamericanos en Chile 2023”, señala con determinación. “Cuando empecé lo tomaba como un hobby, pero hoy quiero ser un deportista profesional, sea en parabádminton o parafrontón. Quiero terminar la maestría y, desde el próximo año, dedicarme más al deporte. Para eso es importante competir en torneos internacionales y tener auspiciadores”, expresa.

En ese sentido, Marko se alegró mucho cuando nuestra Universidad le pidió tomar la posta y llevar la flama olímpica en el recorrido de los Juegos Parapanamericanos 2019. “No me lo esperaba, pero es un honor que me hayan escogido”, señaló emocionado.

¿Sus objetivos? “Muchos, crecer en todo sentido”, responde. Sin embargo, hay dos de ellos que quisiera cumplir pronto. En lo deportivo, hacer del parafrontón un deporte oficial y dedicarse de manera profesional a este. “Mientras llevé la antorcha estuve con una paleta de frontón porque quiero dar a entender que puedo jugarlo y que debe existir esta disciplina”, señala. El segundo, es dar charlas motivacionales en la clínica San Juan de Dios, lugar donde él también llevó sus terapias. “Quiero decirles a todos los niños que si yo pude, ellos también”, dice convencido.

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