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Noticia

Elecciones 2016: ¿cómo votamos los peruanos?

Los comicios presidenciales se aproximan. Las opciones son muchas y ninguna sintoniza con las necesidades más urgentes del país. ¿Qué buscamos los peruanos en el próximo inquilino de Palacio de Gobierno?

  • Texto:
    Jonathan Diez

¿Cómo decide el ciudadano peruano por quién votar en tiempo de elecciones presidenciales? ¿Por qué votamos por tal o cual candidato? Si bien estas son preguntas que requieren respuestas con estudios científicos complejos, es posible dar algunas tentativas sobre cuáles son los ideales de gobierno en la compleja y vasta cultura peruana. ¿Es posible entonces modelar el perfil de candidato ideal que la sociedad peruana necesita?

El Dr. Jorge Yamamoto opina que, en general, los peruanos tenemos dificultades para comprender el sistema electoral. “En un extremo, el Estado es, en algunas zonas, inexistente, mucha gente no tiene noción de lo que es el Estado, el acceso a educación es muy limitado… y entonces los comicios se convierten en una elección del personaje más simpático”, comenta el profesor.

Por esta razón, la elección presidencial es un proceso que la sociedad siente alejado, ajeno, y que no significará un cambio real para el país. “Hay una gran desilusión por parte del peruano respecto a la política. Esto es culpa del Estado, pues en el siglo XX no ha tenido la suficiente penetración para que la democracia funcione mejor. En sitios como Conga, el Estado simplemente no conecta con la sociedad”, opina Yamamoto. Elegir a un presidente no implica, entonces, tener esperanza de cambios significativos y positivos para todas las sociedades.

El mal menor o voto negativo

Los peruanos hemos desarrollado lo que el profesor Yamamoto denomina “el voto negativo”. “El sistema de partidos –que casi no existe- no funciona. En el país, las tendencias políticas de los últimos años ocasionaron una desesperanza tan grande el electorado piensa que la política es sinónimo de mafia. “¿El sistema que tenemos se ajusta a la realidad del país? No lo creo”, explica el docente del Departamento de Psicología.

Tenemos entonces que, en los últimos veinte años, hemos votado por un candidato que “no queremos”, más conocido como el “mal menor”. “El voto natural es elegir a alguien que consideras mejor, pero es psicológicamente interesante y complejo ver cómo los peruanos votamos de manera negativa. Por eso, esta figura del freelancer político encaja tan bien en un sistema sin ideologías y que se guía por los intereses personales. Escoger algo que no queremos es una respuesta de nuestro sistema de decisión por haber tenido experiencias políticas traumáticas”, opina el profesor.

Política y valores

Si no hay expectativa de cambio, ¿entonces qué espera el peruano de a pie de esta elección presidencial? Por supuesto, algunas encuestas publicadas en medios de comunicación informan que los peruanos queremos mejoras en temas de corrupción, seguridad ciudadana, sueldo mínimo, así como un espacio de progreso para formar familia en mejores condiciones. Sin embargo, todas estas variables se encuentran en un contexto de una clara disonancia entre sujeto, sociedad y Estado.

En ese sentido, el profesor reflexiona que el elector peruano considera al “desarrollo” como parte fundamental en su vida y que, por tanto, será el eje principal en su elección de un candidato. Esto de por sí no está mal –dice el docente-, pero poner por encima de todo “alcanzar el desarrollo” a como dé lugar, se atropellan otros valores esenciales para cualquier sociedad, como trabajo, unión y honradez. Por ese motivo, el profesor expresa que dicha actitud se reflejará en el candidato que la mayoría de peruanos escoja.

“En los últimos estudios que hemos realizado, vemos que la cultura de valores en el Perú no es una prioridad para candidatos ni para electores. Incluso en clase se pueden ver alumnos que lo único que quieren es el cartón, a diferencia de otros que estudian realmente. La gente se está olvidando de los valores y eso se traslada a la toma de decisiones políticas, especialmente en elecciones. Batimos records en cifras internacionales, pero, a la vez, el egoísmo, la envidia e intereses personales van ganando terreno en la conocida cascada del mal. Esto será el gran bumerán que nos golpeará la cabeza si no reforzamos los valores desde la política”, concluye el profesor Yamamoto.

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