Se estima que en personas de entre 18 y 30 años la tasa de hospitalización por COVID-19 es de 1% y la tasa de infección fatal rodea el 0,03%. Así lo indica la OMS.
Se estima que en personas de entre 18 y 30 años la tasa de hospitalización por COVID-19 es de 1% y la tasa de infección fatal rodea el 0,03%. Así lo indica la OMS.
Diego Suárez Bosleman

¿Estaría dispuesto a dejar que le inocularan con el fin de acelerar la obtención de una vacuna? Al parecer, más de 32.000 personas en 140 países sí lo están, y por eso se han inscrito como voluntarios en una controversial iniciativa llamada 1 Day Sooner.

Este proyecto plantea un estudio controlado de infección humana o estudio de desafío humano; es decir, deliberadamente se infecta a gente sana –en un entorno donde se han reducido al mínimo los riesgos– para estudiar enfermedades y probar vacunas o tratamientos.

En una carta abierta dirigida a Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., 1 Day Sooner sostiene: “Los ensayos clínicos de desafío en humanos pueden proporcionar información mucho más rápido que los ensayos convencionales”. Esta misiva cuenta con la firma de 15 premios Nobel.

Respecto a los riesgos, la organización detalla que los participantes tienen que ser jóvenes de 20 a 29 años debido a que la probabilidad de que presenten cuadros graves es muy reducida, similar a la de los donantes de riñón vivos, indica la carta. Asimismo, recalca que “es crucial que todos los participantes del ensayo reciban la atención médica de la más alta calidad con monitoreo frecuente”.

—COSTO Y BENEFICIO—

¿Es el proyecto de 1 Day Sooner una locura o una iniciativa que debe ser al menos discutida? Para acercarse a la respuesta hay que tener claro que todo proyecto de investigación debe pasar por un comité de ética, en el cual se evalúan siete criterios fundamentales: valor social, validez científica, balance entre beneficios y riesgos, selección equitativa de sujetos de investigación, consentimiento informado, respeto hacia las personas y compromiso con las comunidades.

“Todo proyecto de investigación amerita un análisis ético particular. Hay que sentarse a discutir y a deliberar argumentos. Por ejemplo, si la investigación no plantea grandes beneficios para la población y genera un enorme riesgo, no se podría llevar a cabo”, dijo a El Comercio Gisela Isabel Fernández, jefa de la Oficina de Ética de la Investigación e Integridad Científica del Vicerrectorado de Investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

César Ugarte, médico epidemiólogo e investigador del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), opina que uno de los peligros de inocular SARS-CoV-2 dentro de un ensayo clínico es que no existe un tratamiento estándar al cual someter a los voluntarios que desarrollen complicaciones.

“Es muy probable –en el 80% de casos– que a las personas inoculadas con el virus no les pase nada. ¿Pero qué ocurre si un voluntario desarrolla un cuadro grave? Los estudios de desafío humano se llevan a cabo cuando se tiene un tratamiento estándar contra el patógeno inoculado. Si no se tiene ese tratamiento básico, es como cruzar una cuerda floja sin una red abajo. Se pone en peligro a mucha población”, detalla el experto.

Asimismo, Ugarte también tiene dudas respecto a la experiencia que poseen los miembros de 1 Day Sooner. Una de sus fundadoras, Sophie Rose, tiene 22 años y el año pasado obtuvo su licenciatura en biología de la Universidad de Stanford. El otro fundador es Josh Morrison (35), un graduado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard que, en el 2014, ayudó a formar Waitlist Zero, un grupo dedicado a promover los trasplantes de riñón. Para el especialista de la UPCH, un estudio de desafío humano debe ser diseñado y trabajado por personas con muchos años de trabajo en el campo de la salud y la investigación. Y subraya que la mayoría de los Premios Nobel que firmaron la misiva de 1 Day Sooner no tiene mucha experiencia en el área clínica.

Para Ernesto Gozzer, profesor de la Facultad de Salud Pública y Administración de la UPCH, es interesante que se plantee la discusión de los estudios de desafío en humanos porque es necesario analizar mecanismos innovadores para acelerar los resultados de la investigación. Pero aclara que no se puede determinar rápidamente si ese enfoque de ensayo clínico es conveniente o no. Un comité de ética de la investigación puede tardar meses en llegar a una conclusión.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está al tanto de los estudios de desafío en humanos, e indica que “uno bien diseñado no solo podría acelerar el desarrollo de una vacuna para el COVID-19, sino que también las vacunas finalmente sean implementadas”. Pero reitera que es un tema éticamente sensible que debe ser cuidadosamente planteado y evaluado.

En el Perú, un caso que se asemeja un poco a esta iniciativa es el de Daniel Alcides Carrión, quien en 1885 –fuera del marco de un ensayo clínico– se inoculó sangre extraída directamente de una verruga, lo que causó su muerte pero evidenció que esta lesión y la llamada fiebre de La Oroya tenían el mismo origen patológico. No obstante, tanto Ugarte como Gozzer indican que hoy en día un acto como ese no se permitiría por representar un gran peligro para la vida de la persona.

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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?

Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.

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