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"Para Todorov el mesianismo es una tendencia atávica que reaparece con violencia y prácticas totalitarias"

Este miércoles 14 a las 5:30 p.m. Tzvetan Todorov estará en nuestro campus en la conferencia Las tres olas del mesianismo: colonialismo, comunismo, guerras humanitarias. Miguel Giusti, uno de los comentaristas, nos brinda un acercamiento al pensamiento de Todorov.

  • Miguel Giusti
    Docente del Departamento de Humanidades

El ingreso es libre previa inscripción en línea.

Todorov se ha desempeñado como lingüista, historiador y filósofo. ¿En cuál de estos roles se le identifica más?

Quizás el rol con el que más se identifica a Todorov es el de “humanista crítico”, como él mismo se consideró alguna vez, es decir, como un intelectual que trasciende los límites de las disciplinas en las que se formó y se propone expresar una voz crítica en la cultura contemporánea en defensa de la libertad y del pluralismo cultural. Todorov viajó de Bulgaria, donde nació, a París para estudiar Lingüística con Roland Barthes. Se formó en escuela y contribuyó inicialmente a su fortalecimiento. Pero con el paso del tiempo fue incursionando en la historia de las ideas y en la denuncia de los peligros del totalitarismo o del desconocimiento de la alteridad. Un libro que marca un hito en la materia y que se convierte en el inicio de su obra crítica es precisamente La conquista de América. El problema del otro.

¿Cuál es el gran aporte de Tzvetan Todorov a la sociedad contemporánea?

En cada una de las disciplinas que usted mencionó al comienzo –la lingüística, la historia de las ideas o la filosofía– se le reconocen ciertamente a Todorov aportes particulares valiosos. No obstante, su figura está asociada sobre todo a una permanente actitud crítica de las formas recurrentes de opresión en la cultura y a una actitud vigilante del respeto de la libertad. Esto se aprecia en sus estudios de civilizaciones y culturas, en la revisión de la historia de las ideas políticas, en la reivindicación del espíritu de la Ilustración, en la denuncia de las guerras coloniales y los totalitarismos nazi y comunista. Pero su trabajo de humanista crítico no se ha detenido en el tiempo, y en fecha reciente lo ha aplicado a la denuncia de las nuevas formas de totalitarismo, a los peligros del pensamiento ultraliberal, a las guerras llevadas a cabo en nombre del humanitarismo, a los “abusos de la memoria”.

Todorov es además un autor muy prolífico, y un escritor que posee un estilo directo y sencillo, de gran claridad y de fácil lectura. Algunos títulos seleccionados de entre los muchos que tiene nos dan una idea del amplio marco en el que se desarrolla su obra crítica y libertaria: Frágil felicidad, ensayo sobre Rousseau; Nosotros y los otros; Las morales de la historia; La vida en común; Los abusos de la memoria; El hombre desplazado; Elogio de lo cotidiano; El jardín imperfecto: luces y sombras del pensamiento humanista; La fragilidad del bien: el rescate de los judíos búlgaros; Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo XX; El nuevo desorden mundial. Reflexiones de un europeo; El miedo a los bárbaros, más allá del choque de civilizaciones; La experiencia totalitaria; Muros caídos, muros erigidos; Los enemigos íntimos de la democracia,

¿De qué manera su experiencia de vida marca su mirada sobre el mundo?

Indudablemente, su experiencia de migrante del este, así como su experiencia bajo un régimen comunista, han marcado notablemente su mirada sobre el mundo. En particular, han desarrollado su sensibilidad para desconfiar de las utopías, para percibir las formas en que se regenera el autoritarismo y para detectar y denunciar la tendencia recurrente en nuestra cultura a satanizar al otro o a desconocer la alteridad.

¿Cuál es la perspectiva de Todorov sobre el mesianismo?

Por “mesianismo” entiende Todorov el mecanismo ideológico presente en aquellos movimientos políticos o culturales que creen poder prometer el paraíso en la tierra o que ofrecen la salvación a todos los seres humanos sobre la base de la posesión de la verdad. En ese sentido, los movimientos mesiánicos imponen una visión del mundo, desvalorizan o desautorizan las visiones alternativas (naturalmente también la libertad de los individuos) y se creen autorizados a usar la fuerza para imponer la verdad. Lo interesante del caso es que Todorov piensa que el mesianismo es una tendencia atávica de la cultura y que con frecuencia reaparece con nuevos ropajes, aunque sembrando siempre violencia y valiéndose de prácticas totalitarias. En la conferencia que nos dará en Lima, titulada “Las tres olas del mesianismo: colonialismo, comunismo y guerras humanitarias”, podemos imaginar qué tipos de asociaciones podrán hacerse en ese sentido.

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