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"Muhammad Yunus dio a conocer al mundo que los microempresarios pueden pagar créditos"

Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz, es el padre del microcrédito. Hoy visitó nuestro país. La economista Janina León explica el aporte de Yunus y cómo ha funcionado el microcrédito en el Perú y en el mundo para reducir la pobreza.

¿Cuál es el gran aporte que propone Muhammad Yunus?

Los pequeños productores usualmente no tenían acceso al crédito. Se tenía la idea de que por ser tan pobres iban a consumir el crédito en vez de usarlo en procesos productivos y no lo iban a pagar. El aporte de Yunus es dar a conocer al mundo que todos los microempresarios pueden pagar créditos. El prestó dinero a gente de muy bajos ingresos y la recuperación fue prácticamente del 100%.

¿Cuáles han sido los resultados de la propuesta de Yunus?

Diversos. El caso de Bangladesh, donde comenzó su experiencia, ha sido muy exitoso por muchos factores: porque las mujeres dedicadas a este negocio conocían bien lo que estaban haciendo, porque son mujeres responsables y porque en el marco institucional de este país las mujeres no podían acceder a otro tipo de recurso financiero. Ellas no pueden ir al banco si no están con el marido y muchas de ellas no tenían esposo.

Fue un factor de desarrollo.

El crédito ha ayudado a reducir la pobreza. El programa Grameen hizo que aquellos que tenían un proyecto rentable, pero bajos ingresos y no tenían acceso al sector financiero, se realicen como rentables y crezcan. Los créditos no hacen milagros. Si un proyecto no es rentable, el crédito solito no va a hacer magia.

Además de ser otorgados a gente que de otra manera no tendría acceso al crédito, cuáles serían otras características del microcrédito.

En el caso peruano, una primera característica es qué institución lo da. Hasta hace unos años, luego que pasamos por una mala experiencia con los bancos de desarrollo del Estado, las ONG se dedicaron a proveer el microcrédito. Sin embargo, a largo plazo no es sostenible un modelo de desarrollo que consista solo en dar crédito. Por eso es positivo que el marco regulatorio, la Superintendencia de Banca y Seguros, haya tratado de crear estímulos para que otras instituciones ofrezcan crédito a estos micro y pequeños productores y al parecer está funcionando. Seguramente hay muchos que aún no acceden, pero lo que se ve es que las tasas de crecimiento de los clientes y los microcréditos es cada vez mayor. Hay cajas municipales, cajas rurales, edpymes, financieras y hasta los bancos comerciales están entrando a dar microcréditos.

¿La informalidad y la criollada a la que estamos acostumbrados en el Perú podría ser un impedimento para el éxito de los microcréditos? 

Definitivamente sí. Sobre todo le ha pasado a las ONG. Sobre todo con la crisis de los 90 hubo deserción por quiebras, malos negocios y ellos se negaron a pagar.

¿Qué otros riesgos existen?

Cuando el crédito es barato y sin un canal de mercado, facilita el mal uso político. Para eso está la regulación. Esta ha recogido lo mejor de esta experiencia del microcrédito: créditos pequeños, rápidos, sin mayor requisito a los más chiquitos, pero luego hay una exigencia de cumplimiento, hay un contrato firmado y hay una educación financiera en la que se trata de incorporar al nuevo productor o al cliente para que se vaya involucrando en estas nuevas reglas de juego y convertirlo parte del sistema financiero. El microempresario no solo ofrecerle créditos, sino también depósitos, seguros y otros tipos de servicios para poder crecer.

¿Es rentable el microcrédito?

Sí. Lo que ocurre es que hay clientes para todos. Hay microempresarios muy chicos que no califican para el sector moderno y necesitan servicios no financieros: apoyo en capacitación, asistencia técnica.

¿En qué se diferencia la propuesta de Yunus con la de Hernando de Soto?

Yunus está dándole peso fuerte al crédito como un canal de crecimiento y expansión. Hernando de Soto dice que el microempresario debe formalizarse primero y con eso tendrá entrada al sector financiero. Pero hay que poner contextualizar, porque Hernando de Soto hizo un diagnóstico en los 80 que correspondía a una realidad bastante informal de los microempresarios pero no había mucha experiencia sobre como reaccionaria el sector financiero.

¿Qué sucedió en la práctica?

Un estudio de Richard Webb muestra que la alta titulación de propiedades no ha ido a la par con reducción de la pobreza ni mayor acceso al crédito. Creo que es cierto que la titulación ayuda a tener una mayor personería jurídica y decirle a los bancos «existo», pero también tengo que mostrar la viabilidad de mi proyecto y pedirle un producto que a lo mejor no está dispuesto a darme. El banco comercial da préstamos de mil o 3 mil dólares. El microempresario necesita 200 o 300. No es negocio para los bancos, pero de repente para la Caja Municipal sí. Hay microempresarios que piden 40 o 50 dólares. Para ellos las ONG son más adecuadas.

¿Cómo se encuentra el Perú?

Perú es líder en América Latina y uno de los países más importantes en el desarrollo de las microfinanzas en el mundo. Las instituciones financieras han aprendido que los microempresarios son clientes a los que vale la pena prestar, que son rentables. En el caso peruano hay una masa de gente que todavía no está atendida.

¿Qué significa la visita de Yunus para el Perú?

Es un respaldo a las microfinanzas, un reconocimiento, un aval de que las microempresas pueden ganar y son negocios que pueden ser rentables.

Entrevista: Diego Avendaño

Foto: Yanina Patricio

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