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"Las computadoras no son tan inteligentes como se cree"

En un contexto en el que aparecen cada vez más aparatos inteligentes para el uso doméstico e industrial, el Dr. David Adams, especialista en inteligencia computacional, asegura que el uso de robótica autónoma en trabajos riesgosos, como la minería, es una iniciativa fundamental para asegurar la integridad de las personas. Él nos visitó para el III Congreso de Ingeniería Mecatrónica del Perú – Cimep organizado por la Facultad de Ciencias e Ingeniería, y Asociación de Estudiantes y Egresados de Ingeniería Mecatrónica (Asime PUCP)

  • David Adams
    Profesor de Ingeniería Eléctric a en la Universidad de Chile
  • Texto:
    Paloma Verano
  • Fotografía:
    Alonso Chero

¿Cómo se podría explicar la robótica autónoma?

La idea es que la robótica pueda funcionar y “pensar” por sí misma. Por ejemplo: vehículos que puedan manejarse automáticamente y que esto se desarrolle a nivel industrial. En Chile, la minería es una industria muy grande, como en Perú, y sucede que las minas no son lugares tan seguros para que las personas trabajen. A veces, hay que excavar túneles y, en general, la minería y las condiciones del suelo –aunque no haya accidentes– son riesgosas. Para eso, los vehículos automáticos, que podrían ser manejados por los mismos trabajadores, pueden ser útiles, ya que tienen un menor riesgo.

En su opinión, ¿qué tan cierta es la idea de que los robots reemplazarán a las personas en actividades que requieren cierto grado de inteligencia y autonomía?

Las computadoras no son tan inteligentes como se cree. Están programadas y se manejan dentro de un software hecho por seres humanos. Lo que vemos en películas es pura fantasía y ciencia ficción. Hace 30 o 40 años, la gente pensaba que iba a perder su trabajo por la aparición de las computadoras, pero eso no pasó. Al contrario, la tecnología creó más trabajos porque es una herramienta que nos permite hacer las cosas mejor y más rápido.

¿Cómo se puede aplicar este tipo de tecnología en países en desarrollo, como el nuestro?

En países como Perú, además de la minería, la agricultura es también muy importante. En Chile, hay lugares en los que se utilizan robots para trabajar en los campos: se trata de herramientas parecidas a los drones que, junto a una cámara, permiten ver los árboles y plantaciones desde arriba e identificar si hay o no problema con los frutos o animales. En Estados Unidos y Europa, también se han implementado estas herramientas. Otra aplicación es la del tráfico, que aquí es tan malo como en Chile. En Japón, por ejemplo, tienen semáforos que pueden comunicarse con los carros, a través de señales, y logran que disminuyan la velocidad cuando están en una situación riesgosa. Ese tipo de aplicaciones se puede desarrollar en América Latina.

El problema del tráfico, muchas veces, tiene que ver con la cultura vial que tenemos en el país. ¿Cómo se manejaría ese tema?

Toma mucho tiempo, pero la tecnología puede ser usada para modificar el tipo de vida de la gente. En términos de conducción, esta tiene que ir de la mano con la educación vial. Los carros pueden volverse más inteligentes y permitir que los conductores tomen mejores decisiones al manejar, porque también se necesita de la inteligencia humana para guiar al automóvil. Pero no solo es importante implementar esta tecnología para temas viales, sino en todos los lugares donde la seguridad es crucial, como en minas y aeropuertos.

Muchas veces, no se puede acceder a ella porque no se cuenta con los recursos necesarios.

Es el mismo problema que pasa alrededor del mundo: hay pocas personas que pueden comprar un robot. Pero lo primero que hay que hacer en países en desarrollo es pensar en la industria. Las empresas mineras son tan poderosas aquí como en otros países. La pregunta no tiene que ser ‘cuánto voy a gastar en la tecnología que compro’ porque es una inversión por la que, al final, se termina ahorrando.

En la actualidad, ¿qué tan lejos hemos ido en el desarrollo de tecnologías, como la robótica autónoma?

Creo que no muy lejos. Siento que hemos ido lento porque, hace 30 años, muchas personas pensaban que, dentro de poco, se podría hacer que el carro salga del garaje y venga a estacionarse a donde estamos parados, pero no ha pasado porque es difícil. Ha habido progreso, pero es lento. No todo es automático ahora, pero hay soluciones pequeñas que demuestran que hay un progreso. Cualquier país puede implementar tecnología nueva, he trabajado en muchos lugares del mundo donde hay gente excepcional que puede desarrollarla. Sin duda, el nivel de educación es importante para desarrollar la tecnología en el país.

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