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"La violencia es algo normal que se ha deformado"

Conversamos con el profesor Dominic Barter a propósito de los hechos de violencia propiciados por miembros de una barra brava. El especialista en violencia juvenil visitó nuestro campus en el marco del I Congreso Internacional de Justicia Juvenil Restaurativa y nos dio algunas pistas para interpretar este problemático fenómeno.

  • Dominic Barter

¿Con qué políticas concretas se ha intentado combatir la violencia?

Existen muchas alternativas. Una, por ejemplo, puede ser establecer lugares determinados donde las personas puedan tener conflictos y expresar su violencia. Si tenemos espacios para la expresión artística, si hay espacios para comer, ¿por qué no un espacio para el conflicto? De la misma manera, todos los días necesitamos justicia, por lo que es preciso un espacio para expresar y tener conflictos. Tenemos que entender que la violencia es la expresión trágica de un conflicto que se convirtió en doloroso. El conflicto no es el problema, pero cuando el conflicto no se expresa y solo estalla, siempre lo hace de manera dolorosa, violentamente.

¿En qué circunstancias el conflicto se convierte en violencia?

Cuando lo que sucede es solo símbolo de algo más, cuando el conflicto es una muestra simbólica de que la otra persona no comparte mis valores. Por ejemplo, yo podría decir: «Hey, él tiene barba igual que yo, seguro es bueno», y podría decir que aquellos sin barba son malos. Si olvido que ambos somos seres humanos, el conflicto se hace doloroso y desemboca en violencia.

Suena muy bien, pero ¿cómo poner en práctica esto a través del Estado?

En todos los lugares donde los seres humanos viven en comunidad hay sistemas de justicia formales con jueces, abogados, etc. También sucede en los colegios, en la casa y en la calle. En cada espacio podemos promover la idea de justicia restaurativa. Los hitos restaurativos pueden energizar la democracia haciendo posible compartir el poder. Lo que entendemos por democracia actualmente es mejor que lo que entendíamos antes, pero no es realmente democracia. Esta puede ser mejor en el futuro a través de la justicia restaurativa.

¿En qué consiste el sistema restaurativo?

Puedo plantearte dos ejemplos. De un lado, gente que viene a una institución o que va a una familia que tenga prácticas restaurativas, para reflexionar sobre lo que ha hecho, descubrir las consecuencias de sus actos y pensar en conjunto qué va a hacer después. O, también, podemos usar dinámicas simbólicas para afrontar conflictos dolorosos. En Inglaterra, tenemos el Ejército Republicano Irlandés, un grupo armado que entró en guerra contra el Estado inglés. Este grupo, en los 90, intentó hacer estallar un edificio gubernamental. Mucha gente murió en ese atentado. Uno de los hombres que puso la bomba entró en un proceso de restauración con la hija de uno de los políticos que murió ahí. Esto tiene dos dimensiones: una personal, pues le causó un daño directo a la hija de este político; y otra nacional, pues afectó a un político que representa a la gente. Ellos se encontraron en el Parlamento, hablaron juntos y, así, se convirtieron en un símbolo del proceso de restauración que ayudó a sanar las heridas de toda la nación.

¿Cómo comprender la violencia?

Muchas veces, cuando decimos que no hay violencia, lo que sucede es que las personas están ejerciendo la violencia sobre sí mismos. Eso es violencia. Debemos entender la violencia de manera diferente. Violencia es todo aquello que viola o atenta contra la vida. La violencia es algo normal que se ha deformado. Es la energía humana normal que busca ponerse a servicio de la vida, solo que torcida. Es por eso que decimos, tal como lo dijo Marshall Rosenberg, un psicólogo experto en el tema de la violencia, que se trata de una expresión trágica de un valor humano.

¿En qué escenarios sociales se muestra la violencia? ¿Qué situaciones deben conjugarse?

Cuando somos adolescentes iniciamos nuestra participación activa en la sociedad y volvemos a nuestras raíces de comportamiento para entender lo que debemos y lo que queremos hacer. De esta manera, descubrimos que nuestra sociedad está corrupta, moralmente corrupta. Si le prestamos atención a los procesos por los que ha pasado nuestra sociedad, podemos encontrar un divorcio entre este comportamiento y los valores. Tenemos mucha energía y la capacidad de cambiar las cosas. Entonces, siempre estamos buscando actuar de manera nueva y diferente. Este factor se mezcla con discursos como: «la violencia es placentera», «la violencia es noble», «la violencia es excitante» y «la violencia es cambio». Entonces la gente joven será atraída por la violencia. Es así que los actos de violencia resultan muy atractivos y fascinantes para los jóvenes de nuestras sociedades y se hacen parte de sus vidas.

Foto: Franz Krajnic.
Entrevista: Pablo Torrejón.
Traducción: Ricardo Reátegui.

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