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La quimera del oro!: Mística y finanzas

Un vistazo a la progresión histórica del precio del oro en la economía mundial.

  • Héctor Omar Noejovich

Más allá de un patrón de valor, el metal amarillo ejerció siempre una extraña atracción en las civilizaciones, que fue plasmada en objetos de arte, como aquellos que nos legaron chimúes, incas y otros. Fue objeto también de aventuras, como los que emprendieron la búsqueda del legendario «Dorado» en tiempos de la colonia o como los buscadores en Australia, California y Alaska entre otros, que dieron lugar a bellos filmes, como la «Quimera del Oro» del inolvidable Charles Chaplin que da nombre a este artículo.

Inglaterra adopta oficialmente el patrón oro en 1816 y a raíz de convertirse en el centro financiero mundial durante el siglo XIX, dio lugar a qué los sistemas bimetálicos -circulación de monedas de oro y plata- vayan desapareciendo e imponiéndose el oro como referente monetario.

Durante la Primera Guerra Mundial se abandona la libertad de acuñación y la convertibilidad del papel moneda. A partir de 1921 -Conferencia de Ginebra- se comienza a restablecer el patrón oro, pero se deja de acuñar, fomentando el llamado «respaldo» del papel moneda con reservas en lingotes y/o en monedas que, a su vez, contasen con reservas metálicas para asegurar el mantenimiento del valor de los billetes.

La crisis de 1929-30 llevó a Gran Bretaña a abandonar el patrón oro y perder, consecuentemente, la preponderancia financiera mundial. Los Estados Unidos siguen el ejemplo, pasando de la paridad 20 dólares la onza, a 35 dólares por onza, tipo que se estabiliza en 1934. Esta paridad se mantuvo estable hasta 1971 en que Nixon congela la conversión de dólares a oro, reclamada principalmente por países como Alemania y Japón y, finalmente; el oro de desmonetiza con el Smithonian Agreement en 1971.

A partir de ese momento, comienza su ascenso, pero al mismo tiempo avanza la inflación en los Estados Unidos que, para el caso, tomamos como ejemplo, como el lector puede apreciar en el siguiente gráfico.

Es claro que se trata de una devaluación practicada en los Estados Unidos que, por otra parte, fue correspondida con los tipos de cambio respecto de las monedas europeas. Sólo como ejemplo, hacia 1971 el dólar se cotizaba alrededor de 4.80 francos suizos y actualmente esta casi a la par.

La relación entre la inflación norteamericana se hizo más notoria en el primer quinquenio del presente siglo y ha tomado fuerza en el segundo quinquenio, como se puede ver en el siguiente gráfico:

El alza continuada, llegando a superar la barrera de los $ 1,200 por onza, es un claro reflejo de la incertidumbre y las expectativas de riesgo de los mercados financieros.  En otras palabras la crisis de los derivados -como el caso de las denominadas hipotecas subprime– fueron percibidas por los inversores, así como también la actual crisis del euro, desencadenada por el posible default griego y su posible efecto de arrastre en España, Portugal e Italia.

Una vez más, la imprudencia financiera empuja las primas de riesgo y esta alza impacta en el precio del oro, ese místico metal que históricamente fue utilizado como cobertura.

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