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“La participación en la Bienal de Venecia dará mucha visibilidad y dinamismo a la escena local”

Por primera vez en la historia, nuestro país contará con un pabellón nacional en la tradicional Bienal de Arte de Venecia. El curador de esta primera muestra será Max Hernández Calvo, egresado de Arte y docente de la Maestría en Historia del Arte y Curaduría de nuestra Universidad, quien participará con una obra conjunta de los artistas peruanos Raimond Chaves y Gilda Mantilla, también egresada de la PUCP.

  • Max Hernández Calvo
    Docente de la Maestría de Historia del Arte y Curaduría
  • Texto:
    Miguel Sánchez Flores
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

¿Cuán importante es para el arte peruano esta primera participación en la Bienal de Arte de Venecia?

Se trata de la Bienal más antigua e importante que hay en el mundo. Es una plataforma que dará mucha visibilidad para lo que se presente desde aquí y, a la vez, ayuda a dinamizar la escena local. He tenido la suerte de que haya salido sido elegido mi proyecto pero la trascendencia de esto tiene que ver con una continuidad mayor y con una institucionalidad de nuestra escena artística en términos más formales.

¿Cómo es que el Perú obtiene la oportunidad para participar?

Se trata de una operación conjunta entre el Estado peruano, la fundación Wiesse y El Comercio. El año pasado ya se usó para la Bienal de Arquitectura; sin embargo, la Bienal de Arte es más tradicional y posee una mayor cobertura mediática.

Fuiste elegido como el curador de este primer pabellón. ¿Cómo se dio el proceso?

Se convocó un concurso por invitación a una serie de curadores locales. Dio la casualidad que se escogió mi proyecto en el que presento a Gilda Mantilla y a Raimond Chaves. La idea era hacer un gran proyecto donde se le diera un espacio importante en tamaño, pero también en términos de su significado, a estos dos artistas que trabajan como dúo.

Uno pensaría que el pabellón es la oportunidad para llevar un poco de todo en relación con el arte peruano.

No es el tipo de evento para eso. Mi visión es que este pabellón es importante y no se puede hacer un sampleo, al estilo de los festivales de comida peruana. Se trata de una gran propuesta de dos artistas peruanos, cuyo trabajo es arriesgado y muy ambicioso.

Cuéntanos de qué se trata.

Es una instalación enorme, el pabellón tiene 220 metros cuadrados. Tiene que ver con asuntos de intercambio cultural, con estas negociaciones de diferencia cultural en donde tienes todo el universo de lo local, la idea de algo local que se cruza y se desdibuja. Es una instalación grande y compleja, cuya idea es que cuando tú te relacionas con algo que supuesta alude a algo concreto, te pierdes en las posibles asociaciones, relaciones y evocaciones. Nunca se pensó representar al Perú tanto como sujetos ni como la idea de esto es el Perú. Más bien queremos poner en cuestión cómo se negocian esas diferencias culturales, cómo cada cosa está cargada de distintos sentidos y cómo se recodifican.

¿De alguna manera se evaden los supuestos tópicos del arte peruano?

Lo primero que se me viene la mente, que no tiene nada que ver con la instalación, son las representaciones de Machu Picchu o del ceviche. Pero a qué ceviche nos referimos: al norteño,  de Lima o de dónde. Lo que nos interesa es esta idea de que lo propio es algo que siempre se puede recodificar y, en ese sentido, se está explorando la posibilidad de reconocerse dentro de una idea de lo propio.

¿Crees que la oportunidad de participar tiene que ver con cierta revitalización de la escena artística peruana?

Hay dinamismo, ciertos procesos de institucionalización, espacios de difusión, pero otros donde aún los procesos son endebles. Lo de la comercialización cobra viada pero se necesitan espacios para la investigación, producción y la experimentación. Hay espacios para vender, pero la pregunta es qué ocurre con lo que pretendes vender. Lo otro que falta es otro tipo de dinámicas o sistemas de apoyo financiero a la producción artística. Existe la idea de lo que hace un artista es producir arte para vender y que es lo único que hay que hacer. Pero no, en otros lugares hay artistas que producen obras para instituciones y no para ser vendidas y se les paga honorarios por la producción de la obra, pero también por otro tipo de intercambios más discursivos, tipo seminarios o discusiones. Eso supone que haya espacios que apoyen la experimentación, no todo puede definirlo el mercado porque este no asimila muchos errores y el aprendizaje se da a través del error.

Datos:

  • La Bienal de Venecia se desarrolla desde 1895.
  • Este año serán 56 países con delegación.
  • El curador de este año es el crítico Okwui Enwezor.
  • El pabellón peruano se ubicará en la zona “Arsenal”.
  • La Bienal abre el 9 de mayo y se queda hasta el 22 de noviembre del 2015.
  • El curador del pabellón nacional de la Bienal de Arquitectura del año pasado fue el docente PUCP, Sharif Kahhat.

El Perfil

Nombre: Max Hernández Calvo

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