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La “marca ciudad” es identificar qué queremos

Uno de los principales gestores de la recuperación de Barcelona para las Olimpiadas en 1992 es el catalán Toni Puig, gran impulsor del concepto “marca ciudad”. Por lo general, el desarrollo de la ciudad se aborda desde el urbanismo.

  • Toni Puig
    Especialista español en marketing público y gestión cultural
  • Texto:
    Vania Ramos
  • Fotografía:
    Mario Lack

¿Qué plantea la idea “marca ciudad”?

Es un proyecto sobre el presente y futuro que queremos para la ciudad, por lo tanto, es más que el urbanismo. Se trata de cómo queremos vivir en la urbe. ¿Cómo queremos vivir en Lima dentro de 20 años? Dígamelo con una frase fuerte y contundente.

Tranquilos y seguros…

Eso es muy abstracto. La “marca ciudad” es identificar qué queremos. Por ejemplo, la marca Barcelona es: queremos ser una ciudad referencial en Europa por nuestra convivencia y creatividad. Pues lo somos. Convivencia desde las diferencias y creatividad conjunta para avanzar. Eso es una marca. La “marca ciudad” es un proyecto de transformación global de una ciudad. Es otra visión del mundo, una visión amplia, no minúscula.

¿Cómo se comienza?

Primero, con un equipo de gobierno líder y potente que escucha a los ciudadanos, que les presenta un proyecto de futuro a veinte años, y que los suma e incluye en este proyecto de ciudad. A partir de eso, se debe planificar cómo vamos a transformar la urbe, desde el centro a la periferia. Además, se debe unir a distintos partidos, gobiernos, empresarios, asociaciones, medios de comunicación y ciudadanos, para que lo realicen con gestión y lo comuniquen.

Recién se aprobó el Plan de Lima al 2025, pero todavía no se está aplicando y cada distrito sigue su propio plan.

Entonces, no son gobiernos de ciudad, sino títeres u oportunistas. Una ciudad se cambia con proyectos a futuro y el gobierno municipal tiene que empezar a planificar a largo, corto y mediano plazo cómo se va a transformar la ciudad. Esto ha ocurrido en Barcelona y en todas las ciudades del mundo que están funcionando: Bogotá, Medellín, Berlín, Londres. No entiendo por qué en Lima, que está bien económicamente y que cuenta con gran cantidad de gente inteligente, no lo han hecho antes.

¿Qué problemas tenía Barcelona en el proceso de transformación que se dio para las Olimpiadas de 1992?

Los mismos problemas de Lima: era una ciudad desvertebrada, que no creía en sí misma y que necesitaba muchas reformas. Tuvimos un intendente, un equipo de gobierno y otro de profesionales con quienes trabajamos. No solo dijimos que lo íbamos a hacer, sino que lo hicimos, lo comunicamos, lo pensamos y transformamos la ciudad.

¿Cuánto tiempo tomó?

Veinte años. Empezamos en el 82 y en el 92, para las Olimpiadas, teníamos los primeros resultados, en el 2000 obtuvimos mejores resultados y después han seguido otras etapas.

¿Para emprender un cambio se necesita una gran inversión?

No es cuestión de dinero, es cuestión de ideas, de polis, de pensar qué ciudad queremos: más igualitaria, más cultural, con oportunidades, mejores transportes, servicios en todos los barrios… Las ideas preceden a la gestión. Y es simple: si yo quiero ser arquitecto, entonces, pienso cuál es la mejor universidad para estudiar esa carrera y gestiono cómo entrar. La vida es así: no se trata solo de gestión, primero son las ideas y luego la gestión.

¿Fue complicado?

Aquí no hay misterios. Ustedes todavía piensan que la “marca ciudad” es un logotipo, un colorcito, un eslogan, un edificio interesante y muchos turistas, y eso no es así. Hubo una planificación, pues se trata de una ciudad y no de una especulación. Barcelona es una ciudad homogénea, agradable, de alturas regulares, con metro, con subte, con buses. Me asombra que a ustedes les parezca tan complicado.

¿Qué percepción tiene de Lima?

Solo he venido tres veces a Lima, pero me parece que es una ciudad muy grande; además, cuesta visitarla porque los transportes públicos son escasos. La ciudad está muy desvertebrada, es muy inmensa y muy distinta. Tienen muchos aspectos que trabajar, aquí hay distritos muy desarrollados junto a ciudades muy deficientes. Solo basta tomar un coche e ir por Lima para ver que las desigualdades son tremendas.

¿Qué otros problemas ha identificado?

No tienen grandes problemas. El único problema en Lima es que no tienen un modelo de ciudad. De verdad, ya está todo inventado: viajen, comprendan, vean. No se queden aquí viendo cómo hacerlo. Yo viajo por las ciudades del mundo; conozco Medellín, Bogotá, Curitiba, valoro lo que están haciendo en Río de Janeiro y lo que han hecho en Santiago de Chile. No hay ninguna ciudad difícil, es solo decisión. Lima necesita estar bien situada en la red de ciudades de Latinoamérica y el mundo porque es una ciudad con un número de habitantes considerable, un pasado muy importante y un futuro que debe de serlo también. Entonces, háganlo ya.

¿Cómo se logra que las diferentes tendencias políticas se pongan de acuerdo?

Nosotros somos políticos, no partidarios. Pensamos qué ciudad queremos y hacemos políticas que nos ayuden a hacerlo, con partidos que nos ayuden a lograrlo. No entiendo por qué se obstinan en no querer construir el futuro de Lima. Ya sé que soy duro, pero me da igual.

Etiquetas:
ciudad
lima
marca ciudad

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