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"El Quijote seduce porque es un riesgo leerlo"

Es especialista en el escritor Miguel de Cervantes, y considera que el valor literario y cultural de El Quijote es excepcional, pues no solo funda la novela moderna, sino también inaugura legados en términos de entender el mundo y la sociedad. Conversamos con la Dra. Dopico-Black sobre cómo entender hoy una novela escrita hace cuatro siglos. Nos visitó para el Coloquio “Reflexiones sobre El Quijote”, organizado por el Departamento de Humanidades y Facultad de Letras y Ciencias Humanas

  • Georgina Dopico-Black
    Profesora de New York University (EE.UU.), doctora y magíster en Español y Portugués por Yale University (EE.UU.), y licenciada en Historia y Literatura por Harvad University (EE.UU.)
  • Texto:
    Jonathan Diez
  • Fotografía:
    Víctor Idrogo

En el mundo actual, signado por el vértigo y la velocidad de los medios, ¿por qué es importante leer El Quijote?

El Quijote demuestra las posibilidades de pensamiento de la lectura. Por supuesto, la novela –sobre todo la segunda parte– está muy enraizada en su época, por lo que hay una distancia muy amplia con el mundo de hoy; sin embargo, es un texto con un valor literario increíble e inaugura una modernidad asombrosa. La relevancia actual de El Quijote radica en las posibilidades que abre en el pensamiento: a la idea del diálogo como fundamento de la amistad, de la política en términos de los cambios que ocurren en los siglos XVI y XVII, etc. El Quijote funda la novela moderna como género y su valor literario fundamental es mostrarnos la imaginación para ponernos en el lugar del otro, un valor crucial en el mundo de hoy. La expulsión de los moriscos puede ser comparable a lo que pasa hoy con las migraciones globales, por ejemplo.

¿Cómo cree que es la relación entre el lector joven actual y El Quijote?

Cervantes muestra a don Quijote como un personaje vulnerable y usa recursos para establecer una conexión con el lector. Esa convención autor/lector es muy clara. Continuamente, Cervantes hace guiños al lector, crea un vínculo intenso e, incluso, se desautoriza a sí mismo, relativiza todo. En ese sentido, es un espíritu que se mantiene joven a pesar de los años que, dice, lleva a cuestas en el prólogo y en el primer capítulo.

¿Tenía Cervantes una idea “sagrada” sobre arte y literatura?

Creo que Cervantes reinventa el género de la novela casi por accidente y, a la vez, se jacta de haber sido el primero en novelar en lengua castellana. El Quijote es una mezcla de géneros y tiene una escritura juguetona por momentos, pero radical a la vez. Cervantes tiene una visión clara de los géneros literarios y los valores que estos conllevan. Creo que es en esa escritura –en particular, en la segunda parte– donde nace una estética de la novela moderna. La crítica ha dicho que El Quijote es una poética de la interrupción, pero yo iría más lejos: es también una poética de la política de la novela moderna, es la primera instancia de la política de la modernidad desde la literatura.

Entonces, ¿hay un fuerte vínculo implícito entre literatura y política?

Así es, la segunda parte es un texto mucho más político que el primero, en términos de ese vínculo con la historia. Hay episodios que son plenamente políticos: por ejemplo, toda la parte en que Sancho Panza acaba siendo un gobernador o el episodio en el palacio ducal, donde se demuestra que la clase alta no sabe gobernar; en ellos, hay una crítica al abuso de poder por parte de la clase alta. Hay muchos detalles que hay que leer entre líneas.

Además, cada época interpreta El Quijote de diferentes maneras.

El Quijote es un texto que invita a muchas lecturas, seduce porque es un riesgo leerlo. Por ejemplo, se resistió a la lectura monumentalista que le dio la Falange Española al decir que la novela mostraba a una España imperial, mesiánica, heroica. Desde otro ángulo, el romanticismo leyó a El Quijote desde la individualidad y melancolía. El texto es un documento de época y permite, por lo tanto, diversas interpretaciones, aunque también se resiste a algunas. Cada época lee a El Quijote según su presente, es imposible no hacerlo.

¿Cree que algunas ediciones del libro “distorsionan” el sentido primigenio del mismo?

Definitivamente, hay algunas ediciones mejores que otras. Algunas recortan mucho el texto. No soy tan purista, en realidad, pero prefiero darles a mis estudiantes ediciones con algunas notas, pero no demasiadas. A mi modo de ver, cualquier edición que haga que se lea más El Quijote es una buena edición.

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