Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

"El periodismo parte de la curiosidad"

La palabra «careta» tiene una alusión al circo, y la política tiene algo de circense. De ahí el nombre de la revista Caretas, que este año celebra 6 décadas. El viernes que pasó, nuestra Universidad le otorgó el doctorado honoris causa al presidente de su Directorio, Enrique Zileri, en mérito a su extensa e intensa trayectoria. Nos recibe en su oficina, de buen ánimo y con una antigua metáfora periodística. Se sienta en una silla plegable de cartón y dice: «El papel aguanta todo». «¿Todo?», le pregunto. «No, todo no, pero sí es muy resistente».

  • Enrique Zileri
    Presidente del Directorio de la Revista Caretas
  • Texto:
    Giancarlo Peña
  • Fotografía:
    Franz Krajnik

Usted ha comparado la historia del Perú con una montaña rusa.

Pero es una que no está en un parque de diversiones. Los últimos sesenta años han sido una montaña rusa, con una cantidad de experiencias absolutamente fantásticas: partimos de la dictadura del general Odría, pasamos por una revolución militar de lo más diferente para Latinoamérica, después viene Sendero y en todo ese camino hubo también gobiernos democráticos.

¿En verdad el papel aguanta todo?

Yo creo que más que aguantar, resiste, y Caretas ha resistido mucho. Una vez nos cerraron la revista casi dos años.

Fujimori describió a Caretas como «una piedra en el zapato».

Yo creo que es una buena definición de lo que debe ser el periodismo en el sentido de llamar la atención a los poderosos en que es necesario prestar atención a ciertos problemas, aun en un lugar muy cerca de la suela. Pero esa no es la única función del periodismo. La fiscalización, la crítica, son absolutamente fundamentales, pero también es importantísimo hacer el equilibrio de la situación, balances. Exceptuando lo previsible, que es la lucha por la democracia y contra la corrupción, hay que aceptar que ciertos gobiernos tienen elementos negativos y positivos, reconocer ciertas virtudes.

Un barrio muy particular el de Caretas en la Plaza Mayor. Están frente a frente el primer y el cuarto poder. ¿Tienen una buena vecindad o a veces esto se pone como callejón de una sola pileta?

(Ríe). Es una vecindad cambiante. Pensamos que una ciudad antigua necesita cultivar sus vecindades con todas sus diferencias. Como en la del Chavo del Ocho, hay una serie de personalidades diferentes. Los gobernantes cambian, los alcaldes también, el cardenal cambia más lentamente, y hay momentos en que estamos distanciados, pero se trata de convivir y, también, de sobrevivir por milagro.

¿Alguna vez ha tenido la sensación de estar del lado equivocado?

Puede ser que uno a veces esté del lado equivocado. El periodismo parte de un impulso principal e inicial: la curiosidad. Después, cuando llegas a un nivel editorial hay un grado de escepticismo: quieres que te demuestren que lo que se está diciendo o haciendo es realmente cierto, y no caer en la ingenuidad de promover algo que resulta no siendo cierto. Dentro de este proceso, hay contacto con personalidades de la primera esfera y hay personalidades cautivantes, sin duda, y uno tiene que estar ni a favor ni en contra. Muy a menudo, la política crea caricaturas, blanco y negro: «Este es un villano y este es un santo». En realidad las personas son más complejas.

¿Caretas tiene su corazoncito?

Sí tiene: de los derechos humanos se respetan los 30 artículos, no solo el 19 que es el de la libertad de prensa y expresión. Ese es nuestro corazoncito y, claro, la lucha contra la corrupción y el delito. Así de simple es la cosa.

¿Cuántos amigos tiene en el gobierno?

Es difícil la amistad entre un periodista y un político. Es una amistad condicionada, medio distante.

¿Y enemigos?

Muchos más de lo que uno quisiera inventariar porque, generalmente, cualquier persona, no solo un político, recuerda mucho más una crítica que alguna alabanza o aprobación.

Recuerdo la historia del «Chino» Domínguez disfrazado de mozo para tomar esa histórica foto de Haya «conversando» con Odría. ¿Cuánto pesa la primicia?

Eso es parte de la picaresca del periodismo. Nosotros somos esquizofrénicos en algunos aspectos. Por un lado queremos la transparencia total de los asuntos públicos y por otro queremos la primicia. Una cosa es la transparencia de los asuntos pero hay una infinidad de situaciones que escapan a esa regla.

Un cierre de Caretas debe ser una locura.

Ya no estoy en los cierres, pero son malditos. La última noche es un lío espantoso, porque es un semanario de actualidad, y esta al final te puede cambiar las cosas y tienes que tirarte abajo media revista.

Todo un gasto. Más que un gasto, una inversión.

Ah claro, lo haces nomás. Y creo que esa es una de las características de Caretas: somos unos empresarios muy malos y estamos dispuestos a sacrificar todo eso.

¿El espíritu de Doris Gibson se aparece alguna vez por aquí?

Está todo el tiempo dando vueltas. Más que un fantasma, es una musa arequipeña con todo ese espíritu entre belicoso y con sentido del humor, optimista, que es más o menos el sentido de la revista. Los problemas en verdad serios que hemos tenido han sido por el sentido del humor; las carátulas, mientras más humorísticas, más problemas nos han traído.

Últimamente, ¿qué primicia ha visto en el televisor que ha tenido ganas de tirarlo por la ventana?

Eso es una leyenda, no llegó a la ventana. Los editores tienen una tendencia a la histeria, nunca están suficientemente contentos con la edición que salió, nunca hay una edición ideal. Pero esos son solo ladridos; es mejor ladrar y no morder.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.