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“El gran desafío del mundo actual es promover sociedades justas y democráticas”

El doctor Ramberg, docente de la Universidad de Oslo, participó en el coloquio Visiones transdisciplinarias sobre la subjetividad, a propósito de la presentación del libro del mismo nombre, publicado por el Fondo Editorial de la PUCP y editado por los doctores Pablo Quintanilla y Claudio Viale.

  • Bjorn Ramberg
    Filósofo (Universidad de Oslo)
  • Texto:
    Jonathan Diez
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

Teniendo en cuenta las grandes crisis globales (terrorismo, crisis, pobreza extrema), ¿cómo se puede entender la filosofía pragmatista en el mundo actual?

El pragmatismo como movimiento filosófico tiene la especial obligación de reflexionar sobre los problemas de la sociedad contemporánea. La tradición enfatizada por John Dewey dice que los problemas filosóficos no son un género por sí mismos, sino un reflejo de los desafíos de la sociedad contemporánea. Por eso, el pragmatismo –para ser fiel a sí mismo- debe dirigirse a los problemas más pujantes del mundo actual y ver las implicancias de la filosofía como disciplina en la vida social. Así, el terrorismo, el miedo y las migraciones masivas son desafíos que se deben pensar desde la ética. No solo la filosofía debe brindar respuestas, sino nuestra propia concepción de lo que es la ética debe ser sensible a los fenómenos globales porque estamos en una nueva época y el pragmatismo necesita responder a esto.

¿Sigue siendo la democracia el gran reto del mundo?

Probablemente no haya un acuerdo en esto, pues creo que es algo contradictorio: los pragmatistas han estado más preocupados en explicar la naturaleza del pragmatismo en lugar de mirar afuera de la filosofía. Creo que el problema más grande que vemos ahora en el mundo es cómo promover sociedades justas y democráticas. Específicamente, creo que un desafío para alcanzar sociedades justas e igualitarias en el mundo parte de protegerlas de las fuerzas que se expanden en el mundo (migración masiva, cambios culturales mundiales), asimismo, entender que es globalmente difícil limitar los derechos migratorios y que la justicia económica demanda que cambien muchas cosas rápidamente. Por eso, algunas democracias funcionan bien pero con sistemas frágiles que pueden colapsar bajo la presión de las fuerzas globales actuales.

Hay un conflicto entonces: se quiere expandir la democracia, pero al mismo tiempo algunas sociedades pueden colapsar por eso.

El problema es que el mundo quiere que se expandan las democracias y que la igualdad económica sea global, pero si los gobiernos empiezan a restringir para lograr esos objetivos, las pequeñas y más frágiles democracias no podrán soportar el peso del cambio. Este es un dilema real, un problema que los filósofos políticos deben abordar.

Entonces, ¿cuál es el lugar de la filosofía en un país como el Perú?

Creo que los países en vías de desarrollo viven bajo la presión de fuerzas globales. A la vez, como todo país, hay tradiciones domésticas internas y muchas veces esto choca con estas fuerzas globales, como el capitalismo, la globalización, etc. Por eso se debe llegar a acuerdos para proteger los valores de las culturas indígenas, por ejemplo, y a la vez suplir las demandas de crecimiento hacia el futuro. Entonces, la filosofía política es importante porque puede articular las opciones que tienen los países frente a las fuerzas globales. No solo se trata de entender los mecanismos de la globalización, sino pensar las metas de un país a largo plazo. Así, creo que la teoría normativa es importante porque nos permite decir: esta es la visión que queremos obtener como sociedad. Lo difícil es ajustar nuestros métodos para llegar a ese objetivo. Este es el punto más difícil porque muchos países no tienen los instrumentos para, por ejemplo, tener un mejor sistema de redistribución de la riqueza y entonces aparecen los conflictos.

¿Cuáles son los retos de un filósofo en el mundo actual?

La filosofía atiende una cuestión fundamental: nuestra propia alma. Es decir, quiénes somos. Hoy estamos viviendo una época de rápidas transiciones, donde el acceso a nosotros mismos a través de la ciencia está creciendo enormemente. Este es el milenio del entendimiento del cerebro. Hemos pasado mucho tiempo tratando de entender el mundo físico pero ahora estamos dando la vuelta: ahora miramos nuestro propio espíritu y sus bases biológicas. El reto del filósofo hoy es vincular los descubrimientos de la ciencia de la mente y el cerebro con uno de los temas más primordiales de la filosofía: el alma.

El Perfil

Nombre: Bjorn Ramberg

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