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“El FMI debería tener la capacidad para anticiparse a las crisis”

El problema de la deuda externa está muy ligado con los ciclos económicos y, en este momento, con el fin del gran ciclo de commodities. También hay una relación muy estrecha entre la historia financiera y la historia política. El Dr. Carlos Marichal, profesor investigador del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México participó en el seminario internacional “Deuda, inflación y gestión de empresas en América Latina durante las décadas de 1970 y 1980”, invitado por el Departamento de Humanidades.

  • Carlos Marichal
    Profesor investigador del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México
  • Texto:
    Solange Avila
  • Fotografía:
    Fernando Criollo

¿Por qué la deuda externa en América Latina ha sido un problema desde la independencia?

Todos los próceres, entre ellos Bolívar, San Martín, O’Higgins y Rivadavia, tomaron préstamos al mismo tiempo por dos motivos. Primero, para consolidar el proceso de la independencia y fortalecer sus recién creados ejércitos. Segundo, para afianzar sus relaciones con Londres, que apoyaba a la independencia, en oposición con España y Francia. Los banqueros ingleses dieron esos préstamos y se estableció una relación que parecía muy positiva. Pero al poco tiempo se vio que los países latinoamericanos no tenían capacidad de pagar el servicio de la deuda, porque casi todos sufrieron guerras civiles, crisis, hasta que se logró renegociar.

¿Pudo evitarse la deuda?

La deuda externa no es mala en sí. El endeudamiento de esa época permitió inicialmente construir ferrocarriles, la modernización de la capital y tener un perfil moderno. El problema es que Perú se endeudó demasiado y eso se combinaba con el ciclo de mercancía de exportaciones del guano. Cuando baja su precio, empieza a haber dificultades para pagar la deuda.

¿Por qué no tomaron préstamos internos?

Hubiera sido mucho mejor. Pero no se hizo porque los mercados de capitales en América Latina han sido siempre pequeños y las tasas de interés son más altas que las internacionales. Por ello, muchas veces los gobiernos acuden al exterior. Entran en un círculo que inicialmente parece virtuoso y acaba en un círculo vicioso. Ese punto debe resolverse: cómo hacer que los mercados financieros nacionales tengan más profundidad, sean más estables, sean una fuente de préstamos para los gobiernos y que no tengan que depender del exterior.

¿Por qué el Fondo Monetario Internacional no cumplió con supervisar el desequilibrio de las balanzas de pago de los países latinoamericanos?

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) cuentan con alrededor de 1500 economistas participantes de todos los países. El FMI tiene como mandato llevar a cabo una supervisión financiera general, ayudar a los países cuando tuvieran problemas de balances de pagos y servir como prestamista de última instancia. El BM da préstamos para infraestructura, obras públicas y su papel tanto en Perú como en el resto de América Latina se incrementó mucho en la década de 1960.

El problema es que el FMI tenía como finalidad estabilizar la balanza de pagos e imponer una ortodoxia financiera que no correspondía necesariamente con los proyectos de desarrollo. Luego llegó la gran crisis de 1982 en la que cayeron todos los países latinoamericanos. Con tantos economistas a bordo no anticiparon ni la crisis de la década de 1990, ni la del 2008. El FMI debería tener la capacidad para anticipar las crisis y crear un colchón que impida que el derrumbe sea tan marcado. Sin embargo, desde 1982 a la fecha, ha habido más de 180 crisis financieras internacionales y no está nada claro que el FMI haya podido impedir el desastre. Por el contrario, se preocupa más por cómo está operando la banca privada internacional, cuando deberían preocuparse en ayudar a anticipar la caída del ciclo. Los países deben tener posibilidades de responder sin tener que hacer ajuste tan dramático que exige el Fondo.

¿Por qué los países latinoamericanos no previeron que se endeudarían más?

Hubo mucha falta de previsión. A fines de la década de 1970 tomaron más préstamos con tasas de interés bajos, calculando que se mantendrían así. Pero la economía no funciona sobre la base de una pendiente ascendente, sino con ciclos. En 1979, Paul Volcker entró en la Reserva General y decidió cortar la inflación en EE.UU. aplicando una medida muy restrictiva, que hizo que las tasas de interés subieran a un aproximado de 20% en 1981. Esa subida afectó a todo el mundo, porque EE.UU. es la economía más grande. Como resultado, todos los países latinoamericanos estaban en una situación crítica, porque no pudieron preverlo. El hecho es que Volcker provocó la crisis de la deuda latinoamericana con esa subida de intereses para resolver un problema doméstico, dijo que era para matar al dragón de la inflación y lo logró en EE.UU. pero provocó la crisis.

¿Qué países latinoamericanos se vieron más perjudicados?

En la década de 1980 se vieron perjudicados todos, ya que las tasas de interés hacían imposible el pago de la deuda. Lo paradójico es que todos se endeudaron tanto en la década de 1970 que cuando llegó la década de 1980 todos estaban endeudados y fueron a las moratorias, tuvieron que negociar con los bancos internacionales y hubo consorcios internacionales donde se unieron todos los bancos privados con el apoyo del FMI, el Departamento del Tesoro y el Banco Mundial para obligar a todos los gobiernos de América Latina a aceptar un proceso de renegociación muy costoso, apenas alivios. Capitalizaban la deuda, la aumentaban. Por eso después de la crisis de la deuda, esta siguió aumentando.

Todos los países latinoamericanos sufrieron el mismo problema, por eso el Banco Interamericano de Desarrollo llamó a esto la «década perdida». La tasa de crecimiento bajó; las tasas de pobreza y de salud empeoraron de manera dramática y Perú fue uno de los países que sufrió pero quizás no tanto como Ecuador, donde fue un desastre absoluto.

¿Por qué el auge de la deuda externa coincide con el auge de los gobiernos autoritarios?

La razón no es arbitraria, tiene mucho que ver con que los banqueros internacionales les interesaba tratar con jefes de gobierno que simplemente firmaban los contratos, mientras que con un régimen parlamentario es más probable que haya mucho debate sobre el préstamo, porque hay muchos intereses involucrados. En un gobierno militar, el jefe de gobierno firma, compromete al país a una deuda y entran en un proceso de endeudamiento.

Esa deuda tenía tres propósitos: pagar déficits, obra pública y gasto militar. Ahí crecieron las empresas estatales en América Latina, la época de oro fue en la década de 1970. El segundo gasto fue cuando donde los distintos gobiernos gastaron muchísimo en adquirir armamento. En la última etapa de 1979 a 1982 se financió la burbuja que ya no podían pagar. Esta combinación de factores hace reflexionar sobre el peligro que hubo en América Latina con las dictaduras, porque el ejercicio del poder militar y financiero fue muy concentrado. La paradoja de la crisis de la deuda es que provocó el debilitamiento de todos los regímenes militares ya que como no tenían con qué sostenerse, porque nadie les iba a prestar; se acabaron las dictaduras militares.

¿Por qué la historia de la deuda externa es de interés en este momento?

Tiene interés para explicar por qué la tendencia mundial de baja de precios de las exportaciones, sobre todo de materias primas o commodities, va a afectar a las finanzas de Perú y de muchos otros países de manera bastante dramática. De hecho, Perú ya ha perdido la mitad de sus reservas de divisas el último año y medio porque han estado respondiendo a la baja de los precios, especialmente en los productos minerales.

Ese es el gran temor por que ante la situación actual, el año que viene y el siguiente es muy posible que los países en América Latina vayan a bajar mucho el gasto público. Eso va a afectar a todos los sectores clave: empleo, educación, salud, etc. Tampoco habrá dinero para financiar el desarrollo de proyectos de infraestructura. Y cuando bajan los precios y las exportaciones, los países se ven en la necesidad de buscar capitales fuera.

Se puede decir que es un intento contracíclico de los gobiernos de tomar préstamos del extranjero para financiar la inversión pública. El problema es que en cuanto aumenta la deuda, hay que pagar más servicios de la deuda, y en divisas fuertes. Dentro de poco habrá una doble crisis fiscal porque habrá menos recursos fiscales y más pagos de servicios de la deuda. Y vamos a volver a una etapa de problemas serios con las deudas externas en América Latina.

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