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“Al hacer una película, lo más importante es saber que tu mensaje lo merece”

  • Miguel Cruz
    Cineasta y docente del New York Film Academy (EE.UU.)
  • Texto:
    Israel Guzmán
  • Fotografía:
    Fernando Criollo

Se licenció en Economía, pero nunca ejerció. Empezó su carrera audiovisual como editor digital, luego se encargó de efectos y posproducción y, en una carrera de diez años, llegó a dirigir unas de las series televisivas más vistas en España: Caiga quien caiga, ganadora de un Emmy. A la búsqueda de nuevos aires, estudió en el New York Film Academy (EE.UU.), gracias a una beca Fulbright. Vulnerables, su ópera prima, vio la luz en el 2012, pero la distribuidora que la trajo al Perú le exigió cambiar el título por El hijo del demonio. Así, Miguel Cruz ha vivido en carne propia las exigencias comerciales a las que se enfrenta un cineasta independiente.

¿Qué se necesita para hacer una película?

Un tema, algo con lo que emocionar a tu espectador y que te emocione a ti también, que te mueva de una manera intensa. El siguiente paso es construir una historia: una serie de eventos y elementos que te lleven a contar esto. Mucha gente se pierde en la descripción de las escenas, pero no detalla por qué o para qué pasa algo al concebir una película.

¿Qué tan importante debe ser la parte comercial –como productores, distribuidores y público– para alguien que se inicia en el mundo del cine?

Es el momento en el que más tienes que tenerlo presente. Tu primera película no, necesariamente, debería buscar lo arriesgado, sino causar una emoción que tenga sentido trasladar a los demás. Sí, debe ser original y única, pero accesible, porque el resto de tu carrera depende mucho de este primer resultado. Luego, podrás volverte más personal u original, pero será más fácil hacerlo si vienes respaldado de cierto bagaje comercial. Busca un tema que te mueva, pero trata de contarlo de la manera más amplia posible.

Estudiaste cine luego de trabajar más de diez años en televisión. ¿Qué te dio esta educación formal?

Fui al New York Film Academy en Estados Unidos pensando que en España había hecho casi todo, pero, cuando llegué, me dieron ‘una paliza’. Perdí diez kilos. Sabía el resultado de lo que hace un equipo de rodaje, pero ahí aprendí cómo se llega a ese resultado. En Los Ángeles, el film maker tiene que estar en todos lados, escribir y producir. Pensé que iba solo a hacer contactos, pero aprendí otro mundo.

¿Cómo tomaste la decisión de hacer una película?

Para cualquier cineasta, en cualquier nivel, una película es un reto y un riesgo. No fue fácil, pero me lancé a la piscina. Mi lógica fue que si mi corto de graduación duró quince minutos y me costó dos mil dólares, una película me costaría unas cuatro o cinco veces más escenas, dinero y esfuerzo. Luego, me di cuenta de que era mucho más, pero con esa matemática tonta me lancé. Y conseguí una cosa: que Paula Echevarría (actriz) dijera que quería participar tras leer solo cuatro páginas. Eso me dio un respaldo ante otros y más confianza en el proyecto. Lo más importante, al lanzarte a hacer una película, es saber que tu mensaje lo merece.

¿Qué diferencias encontraste entre hacer cine y televisión?

Es el control que tienes. En televisión, eres una pieza del engranaje y el que manda es el guionista. No se busca una mirada original, sino profesionalismo y eficacia. En el cine, quien tiene el control es el director. Con Vulnerables, yo tomé absolutamente todas las decisiones, con todo lo malo y lo bueno que eso tiene.

¿Te molestó mucho que creen un nuevo título y afiche para estrenar Vulnerables en Perú?

Estrenar es tan importante que no me resistí mucho. Aprendí que, en el resultado de una película a nivel de ventas, el cartel y el póster tienen un impacto mucho mayor en el resultado del que pensaba.

¿Qué tan difícil es tomar en cuenta lo comercial sin dejar de ser fiel a tu idea?

Es que si no lo tomas en cuenta, no vuelves a hacer una película. Si el riesgo económico lo toman otros, ahí tú puedes fallar profesionalmente, pero cuando te la juegas a un nivel personal y económico, es distinto. Partiendo del hecho de que lo que haces es independiente, no puedes hacer Transformers. Solo por ser independiente, la película ya va a ser suficientemente personal y original, pero es tu responsabilidad mantenerla dentro de unos parámetros, relativamente, de mercado. Si, además, cierras la película a una posible distribución, puede ser un suicidio.

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